Capitulo 5
UN BAILE, EN UN LUGAR
EXTRAÑO.
No sé quién ni mucho menos cuando, pero hubo alguien que
escribió algo más o menos como esto: lo que se hace, se paga; o más fácil “Ojo
por ojo, diente por diente”.
Sería raro pensar que si alguien te hace daño tú le vayas a
pagar de la misma forma o seas cómplice de la venganza. Es algo absurdo e
impredecible pensar en ello ya que quizás la vida se lo va a cobrar de la misma
forma pero sin que tú disfrutes del sabor de la venganza, vaya, que no seas el
autor intelectual del hecho. Pero pensar que tú puedes y te es necesario ser la
persona autora de la apuñalada te hace sentir un alivio momentáneo. Lo que no
puedo asimilar es el punto de ser la persona dañada, me refiero a ser la
persona que algún día por algún motivo cometió un error, y precisamente así me
sentía yo. Tal como un conejillo de indias a punto de ser evaluada por su
destazador, como un pequeño animal en la selva esperando a que el cazador
ajuste cuentas por haberle hecho daño, simplemente empezando a ser parte de un
plan detallado y quizás y sabiendo toda la verdad, siendo usada sin escrúpulos
y con el único y doloroso objetivo negativo del amor, la venganza y porque no,
la traición.
-Jimena…- la cara de Nataly se dibujó en mi pensamiento-
Toma – me ofreció un pañuelo
No me había dado cuenta pero mis mejillas tenían rastros de
lágrimas. No supe cuando comenzaron a salir pero por lo absorto de mi
pensamiento y por el tiempo que había trascurrido creo que habían sido pocas
pero con un peso muy fuerte.
-¿Es verdad?- aún me atreví a preguntar a pesar de que sabía
por la mirada de Nataly que todo era cierto.
Mi amiga solo acertó con la cabeza y me miró acabada.
-¿En qué piensas Jimy?- me decía Nataly con una voz casi
como de ardilla, tranquila, compasiva, casi sin esfuerzo, como si fuera
cuidadosa de que el mismo tono de su voz me fuera a hacer daño.
-¿Crees que lo está haciendo…- tomé aire, limpié mis
lágrimas- …por venganza?
Nataly pensó un momento en mi pregunta y tomó mi mano con
suavidad. Yo respiré aún más hondo, con más fuerza pensando en mil cosas en mi
cabeza.
-Lo conozco- respondió mi amiga sopesando en las palabras-
pero eso no hace que yo piense en que quizás y…
-¿Cómo lo sabes? – La interrumpí- si, ¿Cómo sabes todo esto?
-Clara.
-¿Clara sabe todo esto?- Para mí era obvio que Clara ya
sabría toda la verdad si es que Nataly había tomado la decisión de contarlo y
asegurarse de poner orden todo.
-No Jimy- respondió bajando la mirada- ella aún no lo sabe, pero
creo que lo sospecha desde…hace tres semanas.
No puede ser, simplemente no lo puedo creer. Las palabras
comenzaban a pesarme cada vez más y estaban comenzando a hacer un tornado en mi
interior donde el ojo del mismo era mi pecho. Su furia empezaba a desatar un
impulso donde sabía que no podía detenerse, donde sabía que Clara no era la
culpable, al menos hasta ese momento y hasta mis suposiciones.
-Pero… ¿Por qué diablos no me lo dijo? – Respondí y sentí
que el grifo de mis lágrimas volvía a abrirse sin prometer detenerse- ¿Porque
si sabía que el volver a verlo era abrir una puerta para los dos, para crear
nuestro nuevo y propio mundo, no me lo dijo ese mismo día del Parque?
-Lamento todo esto Jimy, lo sabes, pero necesito saber solo
una cosa más- decía Naty a la que veía a través de mis ojos que estaban opacos
y muy acuosos. Como si no fuera suficiente el dolor que estaba en mi pecho y la
verdad que Nataly decía a cuenta gotas, ella tenía más cosas que contarme- En
estos días que han salido ¿Qué es lo que hacen?
Al parecer eso era la lo único que me faltaba, una pregunta
más para que mi corazón comenzara a estallar y empezara a supurar en molestia;
y esperaba, de verdad esperaba que no se convirtiera en otra cosa, no quería
que se convirtiera en algo como el engendro del rencor.
-Salimos- solté un hipido y me limpié la nariz.
-¿Solo…eso?
Silencio, no quería recordarlo. El 102 por ciento de mí
mente estaba ocupado en saber las verdaderas intenciones de Armando, en Clara y
en el centro de batalla que en estos momentos se libraba en mi corazón. No
quería recordar nada, no quería decir nada, lo único que estaba haciendo era
enfocar mi atención en el dolor que empezaba a ser permanente en mi pecho.
-Jimy…- no sé que hacía Nataly pero sentí que su cara se
acercaba a la mía. Al menos yo estaba cabizbaja mirándome los dedos de la mano
que descansaban en mi regazo.
Después de un minuto en el que me secaba las lagrimas y mi
mente comenzaba a regresar a la realidad, me dispuse a recordar aún sabiendo
que esos recuerdos empezarían a doler.
-Salimos y solo…bailamos.
Nataly cambió de posición y se reclinó en la silla. Yo me
dispuse a verla y noté enseguida que todos sus gestos habían cambiado desde una
Nataly preocupada hasta una Nataly pensativa que solo fruncía el ceño.
-¿Bailaban?...pero… ¿Cómo que bailaban? ¿Qué es lo que…? ¿A
qué te refieres con…?
-Si Nataly. Siempre procurábamos vernos en el Parque y
después terminábamos visitando los lugares que desde hace mucho no visitábamos.
Como el viejo estacionamiento en medio de la ciudad que nadie recuerda ni visita.
Ya te había contado de ese estacionamiento ¿recuerdas?
-Sí, sí recuerdo pero…un baile- respondió Naty en lo que yo
me desmoronaba en la mesa del café -disculpa amiga pero… y ¿Porque lo hacían?
-Nos hacía recordar cosas- respondí entrecortando las
palabras e hilvanando aire para mantenerme en lo que podía, firme – pues supongo
que a él le hacía recordarme en esa fiesta donde nos conocimos y a mi…-
silencio, no terminé la oración.
-¿A ti que Jimy?- me apresuraba Nataly
-A mi me hacía estar más cerca de él, más cerca de mi
realidad y…- <<basta>> decía mi razón <<¡No
continúes!>> - …pff…- bufé y volví a entrar en el inmenso hoyo del dolor-
me hacía estar segura, protegida del pasado, protegida de mi misma.
-Jimy… ¿Por qué piensas que él se está vengando?
-Sabes muy bien lo que hice. Lo usé, esa es la verdad
Naty, y es lógico que él tome esa
posición aunque…- tomé aire-… esos días no los cambiaría.
-Supongo que no lo harías porque…
-Su corazón Naty- interrumpí a Nataly algo aquejumbrada y
miré un lirio rosa que estaba justo debajo de mi zapatilla- lo sentí tan cerca.
Lo conozco porque él me lo ofreció, me lo entregó sin saber hacía donde lo iba
tirar.
-¿Y si no es venganza? ¿Si todo esto es porque él decidió
volver a amar… – esa parte de la oración carcomió mi estomago-…y justo cuando
estaba por dar el último paso…llegaste tu?
No sé si fue una ilusión o algo por el estilo pero creo que
el lirio que estaba justo debajo de mis pies, se abrió y me toco un poco la
piel, casi como si estuviera consolándome por alguna razón, como si él
estuviera sintiendo lo mismo.
<<¿Llegaste tú?>> pensé y mi mente me ofreció un
panorama distinto. Armando trataba de decirme algo y quizás no era sinónimo de
venganza sino de…
-Dios mio- me asustó Naty debido al susurro- debes irte.
-¿Irme? ¿Pero que ray…- Naty señaló un arbusto justo detrás
del Edén y fue ahí, justo ahí, donde mi tonto corazón detuvo su cochino
lloriqueo, sin mencionar el dolor que casi como por arte de magia desapareció.
Un chico con saco color azul marino, cabello recién cortado
y bien peinado, camisa blanca muy bien planchada, zapatos azules, pantalón de
mezclilla y con una sonrisa enorme, se acercaba hacía nosotras.
-Armando- decía Nataly en un susurro en lo que mis ojos
regresaban a las orbitas oculares de mi amiga y perdía mi razón para
encontrarme con que de nuevo el amigo que residía en medio de mi pecho, se
agolpaba y su sonido retumbaba en mi oídos, casi casi como si de una batería
musical se tratara. Como si el bit del tiempo regresara a su lugar de origen,
como si mi corazón tratara de decirme algo indescifrable, algo que mi razón
desconocía.
-Toma y vete- me decía de nuevo Nataly resolviendo el caso y
ofreciéndome la carta como si fuera un explosivo- yo lo resuelvo.
Todo el mundo se detuvo. Tenía que reaccionar ahora o sino
podría haber serías consecuencias. Reaccionar significaba quedarme ahí parada,
esperando a que Armando me saludara y verme vulnerable ante el acto o en su
debido caso irme de ahí, esconderme en alguna esquina de la facultad y esperar
que Nataly resolviera todo el asunto. No, definitivamente resolver es asunto de
dos el rey y la reina como en el
ajedrez. Aún así tomé la carta de Armando que tomaba con fuerza Naty y decidí
dar la vuelta para mirarlo de frente, si, aún tenía la fuerza para hacerlo,
lamentablemente fue rápido el acto de arrebatársela a mi amiga que sin querer
se rompió por la mitad, justo cuando alguien entraba en la escena.
-Em…- su olor atrapó mis sentidos-…hola.
Un “hola” que carecía de ánimo se escuchó justo detrás de mí,
en mi espalda. Armando vio que el sobre se había roto y quizás ese era el
motivo de ese desafortunado saludo.
-¡Oh! Armando, eh…- La voz de Nataly flaqueó y la mitad de
la carta que ella tenía cayó en medio de la mesa- …que milagro verte y…
-Hola- respondí con seguridad que saqué no sé de donde, en
lo que me limpiaba las últimas lagrimas de mis mejillas sin que Armando se
diera cuenta.
-Esa es la…
-Sí, la carta- giré las zapatillas y miré a Armando de
frente.
Si iba a haber un enfrentamiento tenía que ser ahí y en ese
momento. No quería seguir en el negocio de no poder saber la verdad. Era hora
de hacerlo hablar, de hacer que abriera de una vez por todas su enorme bocota
con la verdad.
-Nataly, déjanos- le ordene a mi amiga sin despegarle el ojo
a Armando, ni él a mí.
Lo único que lograba escuchar era un sonido detrás de mí que
indicaba que Nataly me abandonaba. El lugar en ese instante se volvió frío,
sordo, hiriente.
-¿Por qué lloras?- Armando trató de tocarme el rostro y
quiero confesar algo justo aquí, hacer un gran paréntesis y decirles que
necesitaba el toque de su mano acariciando mi mejilla y dejando hacer respirar a
mi corazón, pero no era suficiente cuando la razón vomita un sinfín de leyes
estrictas, tales como saber la verdad.
Así es que no permití que me tocara y me moví de posición.
Tomé asiento en donde Nataly minutos antes estaba y tome la carta despedazada
en mis manos.
-La rompiste- decía Armando.
-¿Qué se siente eh?- Las lagrimas querían brotar de nuevo
pero para mí fortuna la fuerza que me producía saber la verdad no las dejó
salir.
Armando miró a lo lejos y supongo que estaba buscando a
Nataly por algún lugar de la salida de la escuela, casi como si su deducción
fuera: “Nataly tiene que ver algo en todo esto”.
-Otra vez lo hiciste Jimena, otra vez lo estas rompiendo y
no te das cuenta de lo que pasa aquí adentro. Esa eres tú, esa eres en
realidad. No la que creía haber visto en el fondo desde esa vez en el cine-
sonrió sarcásticamente.
La defensa ante un argumento así debe de ser una respuesta
contundente, fría y directa.
-No me hables de dolor cuando no sabes lo que en realidad
pasa delante de tus ojos. La verdad te persigue Armando. La verdad que te
avergüenza.
Tenía que bajar la cabeza y así lo hizo. Eso mismo me dio
puerta a muchas cosas, una de ellas era que se sentía avergonzado de algo,
claro, era demasiado obvio.
-Pues aquí me tienes ¿Qué tanto quieres saber?
-¿Que necesitas de mi Armando?- mis manos descansaban debajo
de la mesa y evitaba que Armando viera el loco jugueteo que se traían entre sí
debido a los nervios- ¿Creíste que jamás
me enteraría de Clara? ¿De su loco romance? ¿Por qué estas siendo así conmigo?
Es más deja de eso ¿Por qué estás jugando con ella y le haces pensar que la
amas?
-No digas eso Jimena, no sabes que es lo que pasa y tu sola
estas sacando conclusiones que no son.
-¿Y tus conclusiones son?- crucé los brazos, algo más
intenso para la situación.
Armando se sentó y miró alrededor. Se acababa la mentira, se
acababa la ilusión y comenzaba la verdad a reinar en el ambiente.
-Si Jimena, Clara y yo somos novios.
Solo Dios sabe como sentí la puñalada en mi estomago, la
misma que empezaba a cercenar mi pecho y golpeaba mi cabeza.
-¿Y bien?
-2 años después regresas casi como nada hubiera pasado y
podría darte la razón pero no Jimena, el mundo cambió y lo tenía que hacer; si
fue de este modo y tenía que ser así pues no lo podía evitar. Tuve que regresar
a esos lugares donde poco a poco te entregaba el corazón. Esos lugares que nos
hacían ser nosotros mismos, que nos hacían ser unos locos con una esperanza, la
del amor. Si tuviera la oportunidad de borrar esos 2 años, si tan solo en mi
poder estuviera el desprender esos recuerdos de un Chese Long con una terapeuta
que me decía que tenías que salir a como dé
lugar sabiendo que mi corazón cada noche lloraba porque sabía de tu
existencia pero no te podía tener – Armando se derrumbó, comenzó a llorar y
recordé la última vez que lo vi antes de esos dos largos años, y el corazón, en
ese instante, se quebró en mi pecho- si tuviera el poder de regresar el tiempo
y no vivir esa pesadilla, lo haría, aún perdiendo todo lo que eh ganado,
absolutamente todo.- Quería hablar, tenía que hablar pero al parecer la puerta
se había abierto y esa, esa era la verdad- Hiciste demasiado como para decirme
con tus acciones que el Armando de antes, ése que te valoraba y que no media su
intención de amarte, era un tonto; que era un estúpido por no ver la realidad a
la que exponía su corazón.
<<Si, entiendo lo de tu papá y sé que lo que me
dijiste en el Parque Hundido es la verdad, pero no puedes utilizar de ese modo
a una persona y después, sin ninguna intención de dar lo que recibes, olvidarte
de todo, olvidarte de que nadie en este mundo, absolutamente nadie te amará
como yo lo hice>>
<<Quizás quieres ver las marcas que ah dejado el
pasado, quieres que te enseñe si es o no verdad lo que te digo y la muestra es
sencilla Jimena, Clara. Clara es el trofeo a mi pesadilla, el logró a mi
aventura en ese mar de tempestades y riesgos. Fue un poco de ayuda para un
mundo en oscuridad donde yo vivía y donde según la teoría de la razón, tú
fuiste la creadora de ese mundo y yo un simple extraño que soñaba con amarte en
ese extraño universo>>
Fue como si solo bastara de un empujón para que una enorme
roca cayera sobre mí sin misericordia y yo no tuviera la suficiente fuerza como
para detenerla o mínimo para cargar con todo eso. Sus razones empezaban a hacer
que mi mundo se oscureciera y tuviera la necesidad de desbordar todo mí dolor
en aquella mesa de la cafetería del Edén. No podía soportar todo eso pero
tampoco podía correr y hacer que la verdad quedara a medias, es más, mis pies
no respondían, mis manos estaban quietas, mi espalda se encorvó y sentía el
peso de la gravedad, mis ojos apenas y se podían cerrar, mi cuerpo se petrificó
totalmente y lo único que aún se escuchaba lento pero con un poco de vida, era
mi corazón.
-No quiero defenderme porque en realidad en estos casos no
tengo ningún argumento para hacerlo- continuaba Armando que no evitaba las
lagrimas- simplemente es la verdad, es lo que querías saber.
Y ahí, después de todo lo que dijo, comencé a llorar y sin
asegurar recibir el consuelo de siempre, el abrazo incondicional de la persona
que estaba enfrente de mí, haciendo con la verdad, una herida en mi corazón.
-La carta, es todo lo que necesitaba ver. Yo sé que no valía
tanto la pena para ti pero podías haber sido un poco más…
-No la rompí, yo no lo hice- fue lo único que en mis fuerzas
podía hacer.
-Sea o no verdad así es como terminé, o más bien…- tomó
aire, agarró con sus manos las dos partes rotas de la carta y se secó un poco
las lagrimas-… como dejaste todo. Un poco de tu estilo para un trato como el
mío.
-La verdad es que terminas haciendo lo que jamás soñaste ser
Armando- un poco de sal para querer sanar una herida es lo peor que puedes
hacer.
-Se me olvida darte las gracias- decía Armando recuperando
el aliento- porque por ti, ahora soy el que soy.
-Pero no eres el real, no eres el verdadero ni tantito
porque yo si lo conocí- todas y cada una de las palabras fueron débiles,
tratando de seducir a la catástrofe para que no terminara haciendo de las suyas-
no puedes hacerme entender algo que yo sé bien porque la única persona que en
verdad te conoció en el mundo, fui yo. Ahora entiendo bien todo Armando, amar
es entregar y que la otra persona, queriéndolo o no, mire y examine tu corazón,
al menos eso es lo que aseguras al dejar que la persona que te demuestra lo
bello de su corazón, te ame- tomé aire- a eso mismo nos arriesgamos los dos.
-Pero no todos perdimos algo- Armando acuchilló mis ojos con
su argumento y después de un momento de silencio en el que nos perdimos los dos
en nuestras posiciones, Armando tomó lo que sobraba de la carta y se preparó
para partir -sé que no soy la mejor de las personas, pero sé lo que es amar
Jimena- guardó la carta en el bolsillo de su saco y terminó- y eso, te lo debo
a ti.
Son segundos que quieres que sean eternos y que te den
tiempo para asimilar las cosas para poder rescatar todo lo que algún día
perdiste. Quizás lo has sentido alguna vez, quizás por alguna razón la vida te
quería poner a prueba y quitar lo que siempre habías soñado o anhelado por
tanto tiempo. Al menos a mí ya me había pasado y este era el momento para dejar
de limitarme, dejar el ego, dejar de ser la extraña y temible Jimena que estaba
detrás de unas zapatillas y de un status de renombre y ser lo que en verdad el
amor hacía que fuera. Darle el lugar que le pertenece al amor de una vez por
todas, darme la oportunidad de luchar por él como fuera y solamente con una
pregunta.
-¿La amas?- Armando estaba dándome la espalda y estaba a
punto de avanzar para perderse y no volver a verlo más- dijiste que regresarías
el tiempo y perderías todo lo que habías ganado solo para no volver a ese hoyo
de donde saliste. Está bien sino me quieres contestar, no voy a obligarte
porque no voy a forzar una respuesta pero antes de que te vayas quiero que
sepas algo Armando- decía con la cabeza fría y el corazón en la mano- los dos
años que estuviste lejos de mí y en los que no me atreví a acercarme a ti, te
soñaba. Todos y cada uno de los días te soñé. La razón no la sé aunque te seré
sincera, algo me faltaba, mi corazón se secaba y mi ánimo estaba en el suelo.
Regresé y todo ah empezado a dar vueltas, el reloj volvió a caminar. Algún día
cuando te vea en el futuro si es que tengo la oportunidad te lo haré saber. Te
haré saber porque en estas tres semanas que hemos vuelto a salir eh vuelto a
sonreír. Porque es que eh cambiado, porque ese día en el cine mi razón se
enfermó y mi corazón tomó el liderazgo del juego, porque cuando bailamos el
sonido del mundo es la base musical para que nuestros corazones, sientan eso que estoy segura, sientes tú.
Armando estaba
llorando, lo sabía por el sonido de su nariz y por la cabeza gacha. Yo seguía
mirándolo por detrás y mi corazón estaba sentado, a la expectativa, esperando
el inicio del show justo en la primera fila.
-¿Qué soñaste?- me preguntó
-Un bosque.
-¿Que había?
-Estabas tú y…- en ese mismo instante en la cafetería se
escuchó el eco de una canción, una canción que recuerdo porque mi corazón, al
querer volver todos esos sueños, se tiró a correr: Lost, de Michael Bublé- …y
estaba yo.
Armando volteó a verme y descubrí que sus ojos estaban rojos
y sus ojos se perdían de un lugar a otro evitando verme directamente.
-Estábamos acostados en el césped de un bosque- dije con
tranquilidad. Las lagrimas corrían poco a poco en mis mejillas- buscábamos
estrellas fugaces y estábamos por pedir un deseo. Tú hablabas de algo que aún
no recuerdo al cien por ciento y yo estaba…tomando tu mano. Lo siento, en
realidad no recuerdo todo, pero después de que esperábamos que pasara alguna
estrella, justo enfrente de nosotros pudimos ver una que desprendía muchos
colores y que atravesaba el cielo. Tú pediste un deseo y yo… pedí el mismo-
Armando volteó a verme con pesadez; solo me prestaba atención y miraba mis
labios- Después de eso yo…
-¿Cuál fue el deseo?- me preguntó interrumpiendo mi entrada.
No fue fácil hablar, para nada fue fácil decirle las cosas a
Armando porque mi corazón se volcaba de un lado para otro y se envolvía en
miles de sentimientos encontrados. Después de tomar por 5 veces algo de aire,
hablé.
-Era…- el estomago se me empezó a revolver y mis manos
empezaban de nuevo a bailar debajo de la mesa- …volver a la primera fila y
bailar hasta el final.
No sé si Armando lo hacía voluntariamente o que es lo que
pasaba, pero su mirada evitaba a toda costa la mía; y así, cabizbajo, supe que
estaba llorando, una escena difícil para mí pero real, verdadera y en cierto
grado única. Ese era Armando. Esa persona que ahora estaba frente a mi era el
Armando que a cada segundo me entregaba su corazón, un corazón vulnerable,
sensible, demasiado cercano a cualquier persona como para conocerlo de manera
fácil pero no lo suficiente para amarlo de verdad, no hasta que te das cuenta,
como yo ahora, que la única persona que en verdad te entregara todo sin
importar un recibo, era él. Un muchacho que no pedía nada a costa de cualquier
cosa, un hombre que entregaba lo más valioso sin medir las consecuencias, un
amigo que no traicionaría tu corazón porque en verdad sabe lo que es querer a
una persona. Una persona, de millones en este mundo…perfecta para mí.
-Y…- le costaba trabajo hablar, mucho pero mucho trabajo-… ¿Qué
fue después de eso?
-Lo único que recuerdo que te decía era lo que en ese
momento en verdad sentía- mi garganta se tapo y se le hizo un nudo. Mis
lagrimas eran la base para lo que estaba a punto de decirle- era que te amaba.
<<Después de eso me besabas- mis palabras resbalaban
poco a poco, sin querer apresurarse, sin querer volver a ser rápidas. Las
palabras cobran vida cuando las dices de corazón y así lo hice- el cielo se
iluminaba debido a que las estrellas nos miraban. Después nos pusimos de pie y
me dediqué a escuchar tu corazón y ¿Te digo algo?- en ese instante mi corazón
se detuvo como jamás lo había hecho en toda mi vida- fue lo más hermoso que
había escuchado hasta ese momento desde el día que nací. >>
<<Aún así después de eso, todo se volvió oscuro.
Pudimos ver que en medio del bosque aparecía una bola blanca que desprendía una
luz blanca muy fuerte y que poco a poco se hacía más grande>>
<<Yo me acercaba a ti y te pedía que no te fueras a
pesar de que quizá esa noche podíamos morir. El miedo nos atrapó pero no fue
más fuerte que el fuego que sentía por dentro y que crecía cuando te abrazaba
cada vez más fuerte y te pedía que no miraras la luz que desprendía esa bola en
el bosque. Tu no lo hacías y podía ver que estabas llorando y…- las últimas notas
de mis palabras fueron llenas de la potencia del corazón, el amor-…solo…te
escuchaba repetir varias veces “Regresaste,
por fin regresaste”>>
<<De repente empezabas a mover tus pies, algo así como
si fuera un vals. Yo no entendía lo que hacías hasta que tomabas mi mano y la
ajustabas en tu hombro, tu ponías la tuya en mi cintura y a pesar de que el
bosque comenzaba a desaparecer, los árboles se hundían por el temblor que estoy
segura era debido a la luz blanca que estaba en medio del bosque, y del cielo
se empezaban a caer las estrellas, tu me invitabas a bailar>>
<<Como la
primera vez ¿Te acuerdas? Me decías. De repente miraba que en tu mano había
una piedra de color azul que se empezaba a encender casi como la que estaba en
medio del bosque pero la diferencia es que esta misma se abría. Me asusté
demasiado y tú también. Al tratar de tirarla no podías y se quedaba pegada en
tu mano. No podíamos correr porque tus pies estaban enterrados en el césped y
lo único que me pedías con lagrimas en los ojos era “¡Jimena, pase lo que pase no me abandones!”. Lo único que hice fue
hacerme para atrás y ver como esa luz comenzaba a poseer toda tu piel. Me dio mucho
miedo verte así y de repente…
-Te fuiste- decía Armando seguro de lo que decía.
-No- le respondí con la misma seguridad- Corría de nuevo
hacía ti, tomaba tu mano donde estaba esa extraña roca, enlacé mis dedos con
los tuyos aunque nos era algo difícil y te decía: Tu deseo se ah cumplido. >>
<<La roca comenzaba a inundar mi piel también y comenzaba
la luz a comer todo mi ser pero no me importaba, lo único que quería escuchar
hasta el final era tu corazón y sentir el delicado toque de tus labios en los
míos>>
<<Te besé, la luz inundó todo hasta que no pudimos ver
nuestros rostros y es así como despertaba en mi casa, pensándote de nuevo cada
día y preguntándome porque ese extraño sueño, porque esa extraña luz y porque
en el sueño te decía todo eso>>
-Si soñabas con eso ¿por qué no regresaste a tiempo?-
Armando no podía volver al cien en sí. Su voz se entrecortaba y dejaba espasmos
de dolor.
-Por miedo y porque mi razón tapaba lo que mi corazón sentía
con el simple hecho de hacerme sentir que te perdería algún día y ese frío que
sentía en el pasado, regresaría y no lo podría volver a soportar, me
derrumbaría totalmente. Pero Armando, estoy aquí, sujeta al temible juego del
amor. Esperando que sus reglas no cambien y el tiempo sea nuestra aliada.
-El tiempo- Armando suspiró y por primera vez me miró a los
ojos como si hubiera descubierto algo importante- fue el tiempo.
-¿A que …te refieres?
-Me acabas de hacer recordar algo. Yo tuve el mismo sueño
Jimena.
Mis lágrimas comenzaron a disminuir y me sorprendió mucho
haber escuchado lo que había dicho Armando. Así que me dediqué a escucharlo y también
hice que mi mundo desapareciera para escuchar lo que él tenía que decir.
-Solo que hay muchas cosas diferentes- Armando se limpiaba
con una servilleta las lagrimas que escurrían por su mentón- El baile, las
palabras y…Tú.
<<En el sueño estaba Clara, no importa las palabras
que me decía sino lo que ocurría al final. La luz comenzaba a comer mi piel y
ella, al ver que la roca no se desprendía de mi, al verme casi como un monstruo
atado al piso, lo único que hizo fue correr y dejarme solo. Atado a lo que
sería mi fin.>>
-Pero…- todas las palabras hasta ese momento tenían un peso
para los dos- …¿el tiempo?
-La luz y esa roca son el tiempo. Al menos creo que ese
sueño tiene algún significado y tiene que ser ese- decía Armando- Al paso del
tiempo las palabras pierden fuerza, el presente se vuelve pesado y las cosas
cambian, tal como en el sueño. El tiempo puede hacer daño, hacernos ver como
realmente somos y estar con la persona que necesitamos a pesar de que este
mismo, nos coma la piel.
<<No sé, hasta quizás te podría decir que la luz que
estaba en ese bosque que también vi yo, era el tiempo en el que toda la demás
gente se mueve, anda, camina de aquí para allá y nuestro tiempo, era esa
pequeña roca que sosteníamos en la mano>>
Creo que el significado era exacto y no lo había visto de
ese modo. Para iniciar buscábamos una estrella fugaz y un deseo, eso habla de
una ilusión, una ilusión que se da cuando recién empezamos una la relación.
Después una palabra única en el universo, un “Te amo”, una palabra que abre un
horizonte para entrar por completo en el todo de la otra persona. Recuerdo que después
de eso escuché su corazón, eso habla de entenderse el uno al otro y escuchar lo
que el corazón de cada uno puede decir a pesar de todo. Después el entorno
cambiaba, los árboles se movían y todo temblaba debajo de nuestros pies, eso
habla de los problemas que tiene que haber en cualquier relación. Un baile,
habla de una esperanza que no ah muerto, una esperanza en el pasado que no morirá
mientras dos personas aún se amen y la roca que desprendía la luz, el tiempo
que vivimos los dos, el tiempo que no podemos detener, pero podemos vivir
juntos.
-En el sueño Clara me abandonaba- decía Armando y creo saber
lo que quería decir.
-Es algo extraño.
-¿Qué?- me decía Armando haciendo que el ambiente se calmara
-Tener el mismo sueño y…
-Lo sé, tener la solución a todo- me interrumpió tomando
aire y relajando los músculos de los brazos.
Nuestras miradas se conectaron un segundo, y descubrí algo que
necesitaba saber desde hace tiempo. Después de unos segundos en silencio, no
vacile y de nuevo me dirigí a él.
-¿La amas?
-¿Qué quieres saber Jimena? Y ¿Para qué?
Lost de Michael Bublé terminaba y comenzaba una canción que
sin duda alguna jamás olvidaré, The Only Exception de Paramore.
-Conozco tu mirada Armando, esa mirada que no te deja
mentir. La misma mirada que con sinceridad sabes que es la verdadera y donde no
puedes ocultarme nada. Sé cosas que tu tratas de tapar ¿Por qué? Porque me has
permitido llegar hasta donde ninguna otra persona ah llegado.
Armando se recargó en la parte trasera de la silla, y soltó
un suspiro.
-Espero que alguien repare esto- Saco la carta de su saco y
lo dejo de nuevo en medio de la mesa en lo que se preparaba para marchar.
-No, Armando- de inmediato y al saber que él se estaba
alistando para dejarme sola, me levanté de mi asiento y fui directamente con él
al otro lado de la mesita del café, tomé su mano derecha y levanté su mentón provocando
que su mirada se juntara con la mía. Me puse de cuclillas para mirar su rostro
y continué- entiende que yo jamás rompí tu carta. Estoy aquí porque de nuevo
pude ver tu corazón a través de ella y no pude soportar esa loca idea de estar
de nuevo contigo y…
-Está rota…no la puedes reparar- Armando me miró con pocos
ánimos y tomo la carta con sus manos.
-Yo se que lo material jamás, pero esto…esto tan maravilloso
que me enseñaste y que jamás voy a poder olvidar, si lo puedo hacer. Dame una
oportunidad.
-No puedo.
-Mírate Armando, mira tu corazón, estas aquí después de la
tormenta y… dime ¿qué te dice mi mirada?
-No puedo Jimena, no puedo- desvió su mirada y las lagrimas
trastocaron sus pómulos.
-¡Armando mírame!
-No Jimena, no puedo volver a hacerlo. No puedo…
-¿Por qué no?
-Porque de nuevo pasara lo que eh temido- decía con su voz agriada.
-¿Qué pasará? Dime ¿Qué va a pasar que no podamos convertir
en algo bueno para los dos?
-Esto…- me miró a los ojos y lo volví a ver. Después de 2
años enteros llenos de dudas, dolor, sueños perdidos, caminos distintos, risas
olvidadas, miradas perdidas y noches sin esperanza, regresó él. Regresó de
nuevo Armando, regresó de nuevo la mirada de aquel muchacho que daría todo por mí
sin importar nada, regresó el muchacho de ojos cafés y de mirada directa,
atrapante, sofocante. Debido a eso sentí que se abría una puerta a un mundo
desconocido que antes, cuando salíamos sin importarme su corazón, no había experimentado.
Una puerta que me llevaría hacia algún lugar, no se a donde no se con que motivo.
No esperé a nada y me dirigí a ese mundo donde vivía él, donde su mirada
reflejaba una sola cosa, donde sabía que aún estaba yo y el aún me amaba a
pesar del temible enemigo llamado tiempo.
Me dirigí al centro de su corazón.
-No Jimena, a ella no la amo- toco mis mejillas con la lúnula
de su dedo índice. Amé su mirada y su rostro cálido, jamás lo había visto así.
Una mariposa se posó sobre mi hombro, Armando la vio y
sonrió. Yo, perdiéndome en su acción, hice lo mismo.
Creo, a mi parecer, que ese fue el beso que nos debimos dar
desde la primera vez que lo vi. Ese beso que provoca reacciones secundarias
como un hormigueo en el estomago que sube hasta tu pecho y encuentra su guarida.
Después un tambaleo de pies y un mareo que te obliga a olvidar todo tu entorno y
tu seguridad para arriesgar tu vida a una nueva aventura, una aventura en la
que no quieres saber el final, una aventura única, una aventura donde tienes
que estar sentado en La Primera Fila.
CONTINUARÁ...