miércoles, 29 de mayo de 2013

La Primera Fila - El Último Vals. Capitulo 5 - Un Baile en un lugar extraño.

Capitulo 5
UN BAILE, EN UN LUGAR EXTRAÑO.

No sé quién ni mucho menos cuando, pero hubo alguien que escribió algo más o menos como esto: lo que se hace, se paga; o más fácil “Ojo por ojo, diente por diente”.

Sería raro pensar que si alguien te hace daño tú le vayas a pagar de la misma forma o seas cómplice de la venganza. Es algo absurdo e impredecible pensar en ello ya que quizás la vida se lo va a cobrar de la misma forma pero sin que tú disfrutes del sabor de la venganza, vaya, que no seas el autor intelectual del hecho. Pero pensar que tú puedes y te es necesario ser la persona autora de la apuñalada te hace sentir un alivio momentáneo. Lo que no puedo asimilar es el punto de ser la persona dañada, me refiero a ser la persona que algún día por algún motivo cometió un error, y precisamente así me sentía yo. Tal como un conejillo de indias a punto de ser evaluada por su destazador, como un pequeño animal en la selva esperando a que el cazador ajuste cuentas por haberle hecho daño, simplemente empezando a ser parte de un plan detallado y quizás y sabiendo toda la verdad, siendo usada sin escrúpulos y con el único y doloroso objetivo negativo del amor, la venganza y porque no, la traición.

-Jimena…- la cara de Nataly se dibujó en mi pensamiento- Toma – me ofreció un pañuelo

No me había dado cuenta pero mis mejillas tenían rastros de lágrimas. No supe cuando comenzaron a salir pero por lo absorto de mi pensamiento y por el tiempo que había trascurrido creo que habían sido pocas pero con un peso muy fuerte.      

-¿Es verdad?- aún me atreví a preguntar a pesar de que sabía por la mirada de Nataly que todo era cierto.

Mi amiga solo acertó con la cabeza y me miró acabada.

-¿En qué piensas Jimy?- me decía Nataly con una voz casi como de ardilla, tranquila, compasiva, casi sin esfuerzo, como si fuera cuidadosa de que el mismo tono de su voz me fuera a hacer daño.

-¿Crees que lo está haciendo…- tomé aire, limpié mis lágrimas- …por venganza?

Nataly pensó un momento en mi pregunta y tomó mi mano con suavidad. Yo respiré aún más hondo, con más fuerza pensando en mil cosas en mi cabeza.

-Lo conozco- respondió mi amiga sopesando en las palabras- pero eso no hace que yo piense en que quizás y…

-¿Cómo lo sabes? – La interrumpí- si, ¿Cómo sabes todo esto?

-Clara.

-¿Clara sabe todo esto?- Para mí era obvio que Clara ya sabría toda la verdad si es que Nataly había tomado la decisión de contarlo y asegurarse de poner orden todo.

-No Jimy- respondió bajando la mirada- ella aún no lo sabe, pero creo que lo sospecha desde…hace tres semanas.

No puede ser, simplemente no lo puedo creer. Las palabras comenzaban a pesarme cada vez más y estaban comenzando a hacer un tornado en mi interior donde el ojo del mismo era mi pecho. Su furia empezaba a desatar un impulso donde sabía que no podía detenerse, donde sabía que Clara no era la culpable, al menos hasta ese momento y hasta mis suposiciones.

-Pero… ¿Por qué diablos no me lo dijo? – Respondí y sentí que el grifo de mis lágrimas volvía a abrirse sin prometer detenerse- ¿Porque si sabía que el volver a verlo era abrir una puerta para los dos, para crear nuestro nuevo y propio mundo, no me lo dijo ese mismo día del Parque?

-Lamento todo esto Jimy, lo sabes, pero necesito saber solo una cosa más- decía Naty a la que veía a través de mis ojos que estaban opacos y muy acuosos. Como si no fuera suficiente el dolor que estaba en mi pecho y la verdad que Nataly decía a cuenta gotas, ella tenía más cosas que contarme- En estos días que han salido ¿Qué es lo que hacen?

Al parecer eso era la lo único que me faltaba, una pregunta más para que mi corazón comenzara a estallar y empezara a supurar en molestia; y esperaba, de verdad esperaba que no se convirtiera en otra cosa, no quería que se convirtiera en algo como el engendro del rencor. 

-Salimos- solté un hipido y me limpié la nariz.

-¿Solo…eso?

Silencio, no quería recordarlo. El 102 por ciento de mí mente estaba ocupado en saber las verdaderas intenciones de Armando, en Clara y en el centro de batalla que en estos momentos se libraba en mi corazón. No quería recordar nada, no quería decir nada, lo único que estaba haciendo era enfocar mi atención en el dolor que empezaba a ser permanente en mi pecho.

-Jimy…- no sé que hacía Nataly pero sentí que su cara se acercaba a la mía. Al menos yo estaba cabizbaja mirándome los dedos de la mano que descansaban en mi regazo.

Después de un minuto en el que me secaba las lagrimas y mi mente comenzaba a regresar a la realidad, me dispuse a recordar aún sabiendo que esos recuerdos empezarían a doler.

-Salimos y solo…bailamos.

Nataly cambió de posición y se reclinó en la silla. Yo me dispuse a verla y noté enseguida que todos sus gestos habían cambiado desde una Nataly preocupada hasta una Nataly pensativa que solo fruncía el ceño.

-¿Bailaban?...pero… ¿Cómo que bailaban? ¿Qué es lo que…? ¿A qué te refieres con…?
 
-Si Nataly. Siempre procurábamos vernos en el Parque y después terminábamos visitando los lugares que desde hace mucho no visitábamos. Como el viejo estacionamiento en medio de la ciudad que nadie recuerda ni visita. Ya te había contado de ese estacionamiento ¿recuerdas?

-Sí, sí recuerdo pero…un baile- respondió Naty en lo que yo me desmoronaba en la mesa del café -disculpa amiga pero… y ¿Porque lo hacían?

-Nos hacía recordar cosas- respondí entrecortando las palabras e hilvanando aire para mantenerme en lo que podía, firme – pues supongo que a él le hacía recordarme en esa fiesta donde nos conocimos y a mi…- silencio, no terminé la oración.

-¿A ti que Jimy?- me apresuraba Nataly

-A mi me hacía estar más cerca de él, más cerca de mi realidad y…- <<basta>> decía mi razón <<¡No continúes!>> - …pff…- bufé y volví a entrar en el inmenso hoyo del dolor- me hacía estar segura, protegida del pasado, protegida de mi misma.

-Jimy… ¿Por qué piensas que él se está vengando?

-Sabes muy bien lo que hice. Lo usé, esa es la verdad Naty,  y es lógico que él tome esa posición aunque…- tomé aire-… esos días no los cambiaría.

-Supongo que no lo harías porque…

-Su corazón Naty- interrumpí a Nataly algo aquejumbrada y miré un lirio rosa que estaba justo debajo de mi zapatilla- lo sentí tan cerca. Lo conozco porque él me lo ofreció, me lo entregó sin saber hacía donde lo iba tirar.

-¿Y si no es venganza? ¿Si todo esto es porque él decidió volver a amar… – esa parte de la oración carcomió mi estomago-…y justo cuando estaba por dar el último paso…llegaste tu?

No sé si fue una ilusión o algo por el estilo pero creo que el lirio que estaba justo debajo de mis pies, se abrió y me toco un poco la piel, casi como si estuviera consolándome por alguna razón, como si él estuviera sintiendo lo mismo.

<<¿Llegaste tú?>> pensé y mi mente me ofreció un panorama distinto. Armando trataba de decirme algo y quizás no era sinónimo de venganza sino de…

-Dios mio- me asustó Naty debido al susurro- debes irte.

-¿Irme? ¿Pero que ray…- Naty señaló un arbusto justo detrás del Edén y fue ahí, justo ahí, donde mi tonto corazón detuvo su cochino lloriqueo, sin mencionar el dolor que casi como por arte de magia desapareció.

Un chico con saco color azul marino, cabello recién cortado y bien peinado, camisa blanca muy bien planchada, zapatos azules, pantalón de mezclilla y con una sonrisa enorme, se acercaba hacía nosotras.

-Armando- decía Nataly en un susurro en lo que mis ojos regresaban a las orbitas oculares de mi amiga y perdía mi razón para encontrarme con que de nuevo el amigo que residía en medio de mi pecho, se agolpaba y su sonido retumbaba en mi oídos, casi casi como si de una batería musical se tratara. Como si el bit del tiempo regresara a su lugar de origen, como si mi corazón tratara de decirme algo indescifrable, algo que mi razón desconocía.

-Toma y vete- me decía de nuevo Nataly resolviendo el caso y ofreciéndome la carta como si fuera un explosivo- yo lo resuelvo.

Todo el mundo se detuvo. Tenía que reaccionar ahora o sino podría haber serías consecuencias. Reaccionar significaba quedarme ahí parada, esperando a que Armando me saludara y verme vulnerable ante el acto o en su debido caso irme de ahí, esconderme en alguna esquina de la facultad y esperar que Nataly resolviera todo el asunto. No, definitivamente resolver es asunto de dos el rey y la reina como en el ajedrez. Aún así tomé la carta de Armando que tomaba con fuerza Naty y decidí dar la vuelta para mirarlo de frente, si, aún tenía la fuerza para hacerlo, lamentablemente fue rápido el acto de arrebatársela a mi amiga que sin querer se rompió por la mitad, justo cuando alguien entraba en la escena.

-Em…- su olor atrapó mis sentidos-…hola.

Un “hola” que carecía de ánimo se escuchó justo detrás de mí, en mi espalda. Armando vio que el sobre se había roto y quizás ese era el motivo de ese desafortunado saludo.

-¡Oh! Armando, eh…- La voz de Nataly flaqueó y la mitad de la carta que ella tenía cayó en medio de la mesa- …que milagro verte y…

-Hola- respondí con seguridad que saqué no sé de donde, en lo que me limpiaba las últimas lagrimas de mis mejillas sin que Armando se diera cuenta.

-Esa es la…

-Sí, la carta- giré las zapatillas y miré a Armando de frente.

Si iba a haber un enfrentamiento tenía que ser ahí y en ese momento. No quería seguir en el negocio de no poder saber la verdad. Era hora de hacerlo hablar, de hacer que abriera de una vez por todas su enorme bocota con la verdad.

-Nataly, déjanos- le ordene a mi amiga sin despegarle el ojo a Armando, ni él a mí.

Lo único que lograba escuchar era un sonido detrás de mí que indicaba que Nataly me abandonaba. El lugar en ese instante se volvió frío, sordo, hiriente.
-¿Por qué lloras?- Armando trató de tocarme el rostro y quiero confesar algo justo aquí, hacer un gran paréntesis y decirles que necesitaba el toque de su mano acariciando mi mejilla y dejando hacer respirar a mi corazón, pero no era suficiente cuando la razón vomita un sinfín de leyes estrictas, tales como saber la verdad.

Así es que no permití que me tocara y me moví de posición. Tomé asiento en donde Nataly minutos antes estaba y tome la carta despedazada en mis manos.

-La rompiste- decía Armando.

-¿Qué se siente eh?- Las lagrimas querían brotar de nuevo pero para mí fortuna la fuerza que me producía saber la verdad no las dejó salir.

Armando miró a lo lejos y supongo que estaba buscando a Nataly por algún lugar de la salida de la escuela, casi como si su deducción fuera: “Nataly tiene que ver algo en todo esto”.

-Otra vez lo hiciste Jimena, otra vez lo estas rompiendo y no te das cuenta de lo que pasa aquí adentro. Esa eres tú, esa eres en realidad. No la que creía haber visto en el fondo desde esa vez en el cine- sonrió sarcásticamente.

La defensa ante un argumento así debe de ser una respuesta contundente, fría y directa.

-No me hables de dolor cuando no sabes lo que en realidad pasa delante de tus ojos. La verdad te persigue Armando. La verdad que te avergüenza.

Tenía que bajar la cabeza y así lo hizo. Eso mismo me dio puerta a muchas cosas, una de ellas era que se sentía avergonzado de algo, claro, era demasiado obvio.

-Pues aquí me tienes ¿Qué tanto quieres saber?

-¿Que necesitas de mi Armando?- mis manos descansaban debajo de la mesa y evitaba que Armando viera el loco jugueteo que se traían entre sí debido a los nervios-  ¿Creíste que jamás me enteraría de Clara? ¿De su loco romance? ¿Por qué estas siendo así conmigo? Es más deja de eso ¿Por qué estás jugando con ella y le haces pensar que la amas?

-No digas eso Jimena, no sabes que es lo que pasa y tu sola estas sacando conclusiones que no son.

-¿Y tus conclusiones son?- crucé los brazos, algo más intenso para la situación.

Armando se sentó y miró alrededor. Se acababa la mentira, se acababa la ilusión y comenzaba la verdad a reinar en el ambiente.

-Si Jimena, Clara y yo somos novios.

Solo Dios sabe como sentí la puñalada en mi estomago, la misma que empezaba a cercenar mi pecho y golpeaba mi cabeza.

-¿Y bien?

-2 años después regresas casi como nada hubiera pasado y podría darte la razón pero no Jimena, el mundo cambió y lo tenía que hacer; si fue de este modo y tenía que ser así pues no lo podía evitar. Tuve que regresar a esos lugares donde poco a poco te entregaba el corazón. Esos lugares que nos hacían ser nosotros mismos, que nos hacían ser unos locos con una esperanza, la del amor. Si tuviera la oportunidad de borrar esos 2 años, si tan solo en mi poder estuviera el desprender esos recuerdos de un Chese Long con una terapeuta que me decía que tenías que salir a como dé lugar sabiendo que mi corazón cada noche lloraba porque sabía de tu existencia pero no te podía tener – Armando se derrumbó, comenzó a llorar y recordé la última vez que lo vi antes de esos dos largos años, y el corazón, en ese instante, se quebró en mi pecho- si tuviera el poder de regresar el tiempo y no vivir esa pesadilla, lo haría, aún perdiendo todo lo que eh ganado, absolutamente todo.- Quería hablar, tenía que hablar pero al parecer la puerta se había abierto y esa, esa era la verdad- Hiciste demasiado como para decirme con tus acciones que el Armando de antes, ése que te valoraba y que no media su intención de amarte, era un tonto; que era un estúpido por no ver la realidad a la que exponía su corazón.

<<Si, entiendo lo de tu papá y sé que lo que me dijiste en el Parque Hundido es la verdad, pero no puedes utilizar de ese modo a una persona y después, sin ninguna intención de dar lo que recibes, olvidarte de todo, olvidarte de que nadie en este mundo, absolutamente nadie te amará como yo lo hice>>

<<Quizás quieres ver las marcas que ah dejado el pasado, quieres que te enseñe si es o no verdad lo que te digo y la muestra es sencilla Jimena, Clara. Clara es el trofeo a mi pesadilla, el logró a mi aventura en ese mar de tempestades y riesgos. Fue un poco de ayuda para un mundo en oscuridad donde yo vivía y donde según la teoría de la razón, tú fuiste la creadora de ese mundo y yo un simple extraño que soñaba con amarte en ese extraño universo>>

Fue como si solo bastara de un empujón para que una enorme roca cayera sobre mí sin misericordia y yo no tuviera la suficiente fuerza como para detenerla o mínimo para cargar con todo eso. Sus razones empezaban a hacer que mi mundo se oscureciera y tuviera la necesidad de desbordar todo mí dolor en aquella mesa de la cafetería del Edén. No podía soportar todo eso pero tampoco podía correr y hacer que la verdad quedara a medias, es más, mis pies no respondían, mis manos estaban quietas, mi espalda se encorvó y sentía el peso de la gravedad, mis ojos apenas y se podían cerrar, mi cuerpo se petrificó totalmente y lo único que aún se escuchaba lento pero con un poco de vida, era mi corazón.

-No quiero defenderme porque en realidad en estos casos no tengo ningún argumento para hacerlo- continuaba Armando que no evitaba las lagrimas- simplemente es la verdad, es lo que querías saber.

Y ahí, después de todo lo que dijo, comencé a llorar y sin asegurar recibir el consuelo de siempre, el abrazo incondicional de la persona que estaba enfrente de mí, haciendo con la verdad, una herida en mi corazón.

-La carta, es todo lo que necesitaba ver. Yo sé que no valía tanto la pena para ti pero podías haber sido un poco más…

-No la rompí, yo no lo hice- fue lo único que en mis fuerzas podía hacer.

-Sea o no verdad así es como terminé, o más bien…- tomó aire, agarró con sus manos las dos partes rotas de la carta y se secó un poco las lagrimas-… como dejaste todo. Un poco de tu estilo para un trato como el mío.

-La verdad es que terminas haciendo lo que jamás soñaste ser Armando- un poco de sal para querer sanar una herida es lo peor que puedes hacer.

-Se me olvida darte las gracias- decía Armando recuperando el aliento- porque por ti, ahora soy el que soy.

-Pero no eres el real, no eres el verdadero ni tantito porque yo si lo conocí- todas y cada una de las palabras fueron débiles, tratando de seducir a la catástrofe para que no terminara haciendo de las suyas- no puedes hacerme entender algo que yo sé bien porque la única persona que en verdad te conoció en el mundo, fui yo. Ahora entiendo bien todo Armando, amar es entregar y que la otra persona, queriéndolo o no, mire y examine tu corazón, al menos eso es lo que aseguras al dejar que la persona que te demuestra lo bello de su corazón, te ame- tomé aire- a eso mismo nos arriesgamos los dos.

-Pero no todos perdimos algo- Armando acuchilló mis ojos con su argumento y después de un momento de silencio en el que nos perdimos los dos en nuestras posiciones, Armando tomó lo que sobraba de la carta y se preparó para partir -sé que no soy la mejor de las personas, pero sé lo que es amar Jimena- guardó la carta en el bolsillo de su saco y terminó- y eso, te lo debo a ti.

Son segundos que quieres que sean eternos y que te den tiempo para asimilar las cosas para poder rescatar todo lo que algún día perdiste. Quizás lo has sentido alguna vez, quizás por alguna razón la vida te quería poner a prueba y quitar lo que siempre habías soñado o anhelado por tanto tiempo. Al menos a mí ya me había pasado y este era el momento para dejar de limitarme, dejar el ego, dejar de ser la extraña y temible Jimena que estaba detrás de unas zapatillas y de un status de renombre y ser lo que en verdad el amor hacía que fuera. Darle el lugar que le pertenece al amor de una vez por todas, darme la oportunidad de luchar por él como fuera y solamente con una pregunta.

-¿La amas?- Armando estaba dándome la espalda y estaba a punto de avanzar para perderse y no volver a verlo más- dijiste que regresarías el tiempo y perderías todo lo que habías ganado solo para no volver a ese hoyo de donde saliste. Está bien sino me quieres contestar, no voy a obligarte porque no voy a forzar una respuesta pero antes de que te vayas quiero que sepas algo Armando- decía con la cabeza fría y el corazón en la mano- los dos años que estuviste lejos de mí y en los que no me atreví a acercarme a ti, te soñaba. Todos y cada uno de los días te soñé. La razón no la sé aunque te seré sincera, algo me faltaba, mi corazón se secaba y mi ánimo estaba en el suelo. Regresé y todo ah empezado a dar vueltas, el reloj volvió a caminar. Algún día cuando te vea en el futuro si es que tengo la oportunidad te lo haré saber. Te haré saber porque en estas tres semanas que hemos vuelto a salir eh vuelto a sonreír. Porque es que eh cambiado, porque ese día en el cine mi razón se enfermó y mi corazón tomó el liderazgo del juego, porque cuando bailamos el sonido del mundo es la base musical para que nuestros corazones, sientan eso que estoy segura, sientes tú.

 Armando estaba llorando, lo sabía por el sonido de su nariz y por la cabeza gacha. Yo seguía mirándolo por detrás y mi corazón estaba sentado, a la expectativa, esperando el inicio del show justo en la primera fila.

-¿Qué soñaste?- me preguntó

-Un bosque.

-¿Que había?

-Estabas tú y…- en ese mismo instante en la cafetería se escuchó el eco de una canción, una canción que recuerdo porque mi corazón, al querer volver todos esos sueños, se tiró a correr: Lost, de Michael Bublé- …y estaba yo.

Armando volteó a verme y descubrí que sus ojos estaban rojos y sus ojos se perdían de un lugar a otro evitando verme directamente.

-Estábamos acostados en el césped de un bosque- dije con tranquilidad. Las lagrimas corrían poco a poco en mis mejillas- buscábamos estrellas fugaces y estábamos por pedir un deseo. Tú hablabas de algo que aún no recuerdo al cien por ciento y yo estaba…tomando tu mano. Lo siento, en realidad no recuerdo todo, pero después de que esperábamos que pasara alguna estrella, justo enfrente de nosotros pudimos ver una que desprendía muchos colores y que atravesaba el cielo. Tú pediste un deseo y yo… pedí el mismo- Armando volteó a verme con pesadez; solo me prestaba atención y miraba mis labios- Después de eso yo…

-¿Cuál fue el deseo?- me preguntó interrumpiendo mi entrada.

No fue fácil hablar, para nada fue fácil decirle las cosas a Armando porque mi corazón se volcaba de un lado para otro y se envolvía en miles de sentimientos encontrados. Después de tomar por 5 veces algo de aire, hablé.

-Era…- el estomago se me empezó a revolver y mis manos empezaban de nuevo a bailar debajo de la mesa- …volver a la primera fila y bailar hasta el final.

No sé si Armando lo hacía voluntariamente o que es lo que pasaba, pero su mirada evitaba a toda costa la mía; y así, cabizbajo, supe que estaba llorando, una escena difícil para mí pero real, verdadera y en cierto grado única. Ese era Armando. Esa persona que ahora estaba frente a mi era el Armando que a cada segundo me entregaba su corazón, un corazón vulnerable, sensible, demasiado cercano a cualquier persona como para conocerlo de manera fácil pero no lo suficiente para amarlo de verdad, no hasta que te das cuenta, como yo ahora, que la única persona que en verdad te entregara todo sin importar un recibo, era él. Un muchacho que no pedía nada a costa de cualquier cosa, un hombre que entregaba lo más valioso sin medir las consecuencias, un amigo que no traicionaría tu corazón porque en verdad sabe lo que es querer a una persona. Una persona, de millones en este mundo…perfecta para mí.

-Y…- le costaba trabajo hablar, mucho pero mucho trabajo-… ¿Qué fue después de eso?

-Lo único que recuerdo que te decía era lo que en ese momento en verdad sentía- mi garganta se tapo y se le hizo un nudo. Mis lagrimas eran la base para lo que estaba a punto de decirle- era que te amaba.

<<Después de eso me besabas- mis palabras resbalaban poco a poco, sin querer apresurarse, sin querer volver a ser rápidas. Las palabras cobran vida cuando las dices de corazón y así lo hice- el cielo se iluminaba debido a que las estrellas nos miraban. Después nos pusimos de pie y me dediqué a escuchar tu corazón y ¿Te digo algo?- en ese instante mi corazón se detuvo como jamás lo había hecho en toda mi vida- fue lo más hermoso que había escuchado hasta ese momento desde el día que nací. >>

<<Aún así después de eso, todo se volvió oscuro. Pudimos ver que en medio del bosque aparecía una bola blanca que desprendía una luz blanca muy fuerte y que poco a poco se hacía más grande>>

<<Yo me acercaba a ti y te pedía que no te fueras a pesar de que quizá esa noche podíamos morir. El miedo nos atrapó pero no fue más fuerte que el fuego que sentía por dentro y que crecía cuando te abrazaba cada vez más fuerte y te pedía que no miraras la luz que desprendía esa bola en el bosque. Tu no lo hacías y podía ver que estabas llorando y…- las últimas notas de mis palabras fueron llenas de la potencia del corazón, el amor-…solo…te escuchaba repetir varias veces “Regresaste, por fin regresaste”>>

<<De repente empezabas a mover tus pies, algo así como si fuera un vals. Yo no entendía lo que hacías hasta que tomabas mi mano y la ajustabas en tu hombro, tu ponías la tuya en mi cintura y a pesar de que el bosque comenzaba a desaparecer, los árboles se hundían por el temblor que estoy segura era debido a la luz blanca que estaba en medio del bosque, y del cielo se empezaban a caer las estrellas, tu me invitabas a bailar>>

<<Como la primera vez ¿Te acuerdas? Me decías. De repente miraba que en tu mano había una piedra de color azul que se empezaba a encender casi como la que estaba en medio del bosque pero la diferencia es que esta misma se abría. Me asusté demasiado y tú también. Al tratar de tirarla no podías y se quedaba pegada en tu mano. No podíamos correr porque tus pies estaban enterrados en el césped y lo único que me pedías con lagrimas en los ojos era “¡Jimena, pase lo que pase no me abandones!”. Lo único que hice fue hacerme para atrás y ver como esa luz comenzaba a poseer toda tu piel. Me dio mucho miedo verte así y de repente…

-Te fuiste- decía Armando seguro de lo que decía.

-No- le respondí con la misma seguridad- Corría de nuevo hacía ti, tomaba tu mano donde estaba esa extraña roca, enlacé mis dedos con los tuyos aunque nos era algo difícil y te decía: Tu deseo se ah cumplido. >>

<<La roca comenzaba a inundar mi piel también y comenzaba la luz a comer todo mi ser pero no me importaba, lo único que quería escuchar hasta el final era tu corazón y sentir el delicado toque de tus labios en los míos>>

<<Te besé, la luz inundó todo hasta que no pudimos ver nuestros rostros y es así como despertaba en mi casa, pensándote de nuevo cada día y preguntándome porque ese extraño sueño, porque esa extraña luz y porque en el sueño te decía todo eso>>

-Si soñabas con eso ¿por qué no regresaste a tiempo?- Armando no podía volver al cien en sí. Su voz se entrecortaba y dejaba espasmos de dolor.

-Por miedo y porque mi razón tapaba lo que mi corazón sentía con el simple hecho de hacerme sentir que te perdería algún día y ese frío que sentía en el pasado, regresaría y no lo podría volver a soportar, me derrumbaría totalmente. Pero Armando, estoy aquí, sujeta al temible juego del amor. Esperando que sus reglas no cambien y el tiempo sea nuestra aliada.

-El tiempo- Armando suspiró y por primera vez me miró a los ojos como si hubiera descubierto algo importante- fue el tiempo.

-¿A que …te refieres?

-Me acabas de hacer recordar algo. Yo tuve el mismo sueño Jimena.

Mis lágrimas comenzaron a disminuir y me sorprendió mucho haber escuchado lo que había dicho Armando. Así que me dediqué a escucharlo y también hice que mi mundo desapareciera para escuchar lo que él tenía que decir.

-Solo que hay muchas cosas diferentes- Armando se limpiaba con una servilleta las lagrimas que escurrían por su mentón- El baile, las palabras y…Tú.

<<En el sueño estaba Clara, no importa las palabras que me decía sino lo que ocurría al final. La luz comenzaba a comer mi piel y ella, al ver que la roca no se desprendía de mi, al verme casi como un monstruo atado al piso, lo único que hizo fue correr y dejarme solo. Atado a lo que sería mi fin.>>

-Pero…- todas las palabras hasta ese momento tenían un peso para los dos- …¿el tiempo?

-La luz y esa roca son el tiempo. Al menos creo que ese sueño tiene algún significado y tiene que ser ese- decía Armando- Al paso del tiempo las palabras pierden fuerza, el presente se vuelve pesado y las cosas cambian, tal como en el sueño. El tiempo puede hacer daño, hacernos ver como realmente somos y estar con la persona que necesitamos a pesar de que este mismo, nos coma la piel.

<<No sé, hasta quizás te podría decir que la luz que estaba en ese bosque que también vi yo, era el tiempo en el que toda la demás gente se mueve, anda, camina de aquí para allá y nuestro tiempo, era esa pequeña roca que sosteníamos en la mano>>

Creo que el significado era exacto y no lo había visto de ese modo. Para iniciar buscábamos una estrella fugaz y un deseo, eso habla de una ilusión, una ilusión que se da cuando recién empezamos una la relación. Después una palabra única en el universo, un “Te amo”, una palabra que abre un horizonte para entrar por completo en el todo de la otra persona. Recuerdo que después de eso escuché su corazón, eso habla de entenderse el uno al otro y escuchar lo que el corazón de cada uno puede decir a pesar de todo. Después el entorno cambiaba, los árboles se movían y todo temblaba debajo de nuestros pies, eso habla de los problemas que tiene que haber en cualquier relación. Un baile, habla de una esperanza que no ah muerto, una esperanza en el pasado que no morirá mientras dos personas aún se amen y la roca que desprendía la luz, el tiempo que vivimos los dos, el tiempo que no podemos detener, pero podemos vivir juntos.

-En el sueño Clara me abandonaba- decía Armando y creo saber lo que quería decir.

-Es algo extraño.

-¿Qué?- me decía Armando haciendo que el ambiente se calmara

-Tener el mismo sueño y…

-Lo sé, tener la solución a todo- me interrumpió tomando aire y relajando los músculos de los brazos.

Nuestras miradas se conectaron un segundo, y descubrí algo que necesitaba saber desde hace tiempo. Después de unos segundos en silencio, no vacile y de nuevo me dirigí a él.

-¿La amas?

-¿Qué quieres saber Jimena? Y ¿Para qué?
Lost de Michael Bublé terminaba y comenzaba una canción que sin duda alguna jamás olvidaré, The Only Exception de Paramore.

-Conozco tu mirada Armando, esa mirada que no te deja mentir. La misma mirada que con sinceridad sabes que es la verdadera y donde no puedes ocultarme nada. Sé cosas que tu tratas de tapar ¿Por qué? Porque me has permitido llegar hasta donde ninguna otra persona ah llegado.

Armando se recargó en la parte trasera de la silla, y soltó un suspiro.

-Espero que alguien repare esto- Saco la carta de su saco y lo dejo de nuevo en medio de la mesa en lo que se preparaba para marchar.

-No, Armando- de inmediato y al saber que él se estaba alistando para dejarme sola, me levanté de mi asiento y fui directamente con él al otro lado de la mesita del café, tomé su mano derecha y levanté su mentón provocando que su mirada se juntara con la mía. Me puse de cuclillas para mirar su rostro y continué- entiende que yo jamás rompí tu carta. Estoy aquí porque de nuevo pude ver tu corazón a través de ella y no pude soportar esa loca idea de estar de nuevo contigo y…

-Está rota…no la puedes reparar- Armando me miró con pocos ánimos y tomo la carta con sus manos.

-Yo se que lo material jamás, pero esto…esto tan maravilloso que me enseñaste y que jamás voy a poder olvidar, si lo puedo hacer. Dame una oportunidad.

-No puedo.

-Mírate Armando, mira tu corazón, estas aquí después de la tormenta y… dime ¿qué te dice mi mirada?

-No puedo Jimena, no puedo- desvió su mirada y las lagrimas trastocaron sus pómulos.

-¡Armando mírame!

-No Jimena, no puedo volver a hacerlo. No puedo…

-¿Por qué no?

-Porque de nuevo pasara lo que eh temido- decía con su voz agriada.

-¿Qué pasará? Dime ¿Qué va a pasar que no podamos convertir en algo bueno para los dos?

-Esto…- me miró a los ojos y lo volví a ver. Después de 2 años enteros llenos de dudas, dolor, sueños perdidos, caminos distintos, risas olvidadas, miradas perdidas y noches sin esperanza, regresó él. Regresó de nuevo Armando, regresó de nuevo la mirada de aquel muchacho que daría todo por mí sin importar nada, regresó el muchacho de ojos cafés y de mirada directa, atrapante, sofocante. Debido a eso sentí que se abría una puerta a un mundo desconocido que antes, cuando salíamos sin importarme su corazón, no había experimentado. Una puerta que me llevaría hacia algún lugar, no se a donde no se con que motivo. No esperé a nada y me dirigí a ese mundo donde vivía él, donde su mirada reflejaba una sola cosa, donde sabía que aún estaba yo y el aún me amaba a pesar del temible enemigo llamado tiempo.

Me dirigí al centro de su corazón.

-No Jimena, a ella no la amo- toco mis mejillas con la lúnula de su dedo índice. Amé su mirada y su rostro cálido, jamás lo había visto así.

Una mariposa se posó sobre mi hombro, Armando la vio y sonrió. Yo, perdiéndome en su acción, hice lo mismo.

Creo, a mi parecer, que ese fue el beso que nos debimos dar desde la primera vez que lo vi. Ese beso que provoca reacciones secundarias como un hormigueo en el estomago que sube hasta tu pecho y encuentra su guarida. Después un tambaleo de pies y un mareo que te obliga a olvidar todo tu entorno y tu seguridad para arriesgar tu vida a una nueva aventura, una aventura en la que no quieres saber el final, una aventura única, una aventura donde tienes que estar sentado en La Primera Fila.


CONTINUARÁ...

sábado, 18 de mayo de 2013

La Primera Fila 3ra Parte. El Último Vals. (Capítulo 4 - CLARA)

                                                                     Capitulo 4
                                                                        CLARA

 

3 SEMANAS DESPUES

 
Facebook : “Nuevo Mensaje de  Nataly Vera.  Lunes ,17:30 hrs”
 
Interesante, veámoslo.

-¿Clara?... ¿Clara, estas ahí amiga? Espero te conectes pronto, es algo urgente pero nada preocupante. Cuídate.

-¡Hola amigota! ¿Como estas?  “Mensaje enviado. Lunes, 20:00 hrs” 

-Hola hola amigota, pues eh…bien, pero quiero saber antes ¿Cómo estas tu? 

- Muy bien, ¡muy feliz!, bueno, yo diría que ¡demasiadisimo! 

-Ah ok, entonces ¿Todo bien? 

-Si si claro, todo a la perfección. ¿Por qué la pregunta Nataly? 

-No bueno…solo era una simple pregunta… 

-Oye, leí tu mensaje y me pusiste algo de “URGENTE” y me preocupa eso ¿todo bien contigo? 

-Si bueno tú sabes… 

-Nataly creo saber que sucede.

-No, supones mal…

-Es un nuevo galán ¿no?... ¡yeah! Me daría mucho gusto verte casi como estoy yo, porque (no lo tomes a mal) soy la chica más feliz del mundo (y eso, sin exagerar) jajá.

-Ah ¿sí? Creo que lo supongo por tu estado de face, pero…bueno…yo creo saber porque es Clarita.

-Jajá, espero que tus suposiciones sean correctas. Haber, escríbelo Nataly 

-Ok ok, jajá…bueno…a decir verdad creo que solo con el simple hecho de escribir a Pablo Neruda y dedicárselo a un tal “A” basta para suponer mil cosas. 

-Emm...jajá, ok y entrando en la terrible esfera del “supongando” jajá ¿A qué te refieres con todo eso? 

-Poema dedicado a una persona “A” y aparte…como te veo casi todo el tiempo con mi amigo del alma, con Armando, supongo que pues… 

-…Nataly ¿Te gustan los Beatles cierto? 

-Ok, ósea…genial, desvíame la pregunta ¿eh? Por supuesto que me encantan pero, ya, dime la neta… ¿Qué onda? 

-Es un buen muchacho Nataly, es…así. 

-¿Así de simple? ¿Es solo un “buen muchacho”? 

-…buena onda, simpático… 

-Ajá… 

-…guapo… 

-si ok, vas bien Clarita.

-Jajá, a que te refieres con ¿“vas bien”? 

-Que continúes. 

-mm… que seria. Es difícil amigaza pero… 

-Digo, no es que necesite saberlo tampoco, no te veas presionada Clara. 

-Ok, ya no puedo ocultarlo y te voy a pedir por favor, por lo que más quieras, que no se lo cuentes a nadie, promételo Naty. 

-Por algo soy tu amiga,  no dudes de mi porque yo jamás traicionaría tu confianza, no soy de esas personas.

 -Bien...Armando y yo… 

…somos novios. 

-…Ok, bien… 

-bueno, al menos felicítame ¿no? 

-Clara, no es que a mí no me dé gusto que estés feliz o que yo esté en contra de que alguien más te haga feliz, sabes que mi intención desde que te conozco a sido que encuentres a quien de verdad te quiera sobre cualquier cosa amiga. 

-Sí, yo lo sé, y más con tantas y tantas cosas que me han pasado en esos temitas .La neta sentía que no habría salida jamás de los jamases y ahora veme Nataly, me siento así como en una esfera enorme de paz, me siento satisfecha porque él es sincero conmigo y sé que vamos por muy buen camino.  

-Ok, eso me parece bien. ¿Cuántos meses llevan? 

-¡5 Mesecitos apenas! 

-Eso está bien, y ¿Cómo te has sentido tú? ¿Cómo van? ¿Cómo se siente él? 

-Yo me eh sentido como en las nubes. Es súper detallista, me encanta todo lo que él hace por mí y cuando lo hace sin avisarme. El es tan…sorpresivo, tan lindo. Aunque sea una simple paletita, para mí es un gran detalle, un detalle lindo y único; vaya, especial. Estoy sintiendo algo muy bonito Naty, me siento plena y muy muy muy feliz.  

-Oh…eh…ok, eso está… bien. Supongo que se han visto recientemente.   

-Pues que te crees que ahorita no lo eh visto desde hace 3 semanas, el ah estado muy ocupado y prefiero que haga sus deberes antes de que pase cualquier otra cosa. 

-Bueno, yo de hecho ya no los eh visto mucho tiempo juntos en la escuela y pues, 3 semanas ya es mucho tiempo. 

-Ya lo creo. Lo extraño mucho Naty, a veces le llamo por teléfono solo unos minutos porque él tiene demasiadas cosas que hacer, seminarios, exámenes, etc., y por supuesto que no le quiero ser molesta en ese aspecto. 

-Bueno…está bien Clara. 

-…oye ¿Qué pasa? 

-mmm… ¿Por qué?

-Te noto demasiado rara, somos amigas desde hace mucho Nataly y me preocupa que estés así, no me dejas tranquila, ya mínimo dime para ayudarte en lo que sea posible amiga, creo que podría hacer algo por ti fuera lo que fuera 

-El problema es que no es por mí, digamos que no es un problema personal aunque si me deja fuera de juego todo eso. 

-¿No es por ti? 

-No 

-Ah Caray ¿Entonces? 

-Dime una cosa Clarita 

-¡Claro claro! Tú pregúntame lo que quieras mi Naty. 

-¿Porque nadie sabe que Armando y tú ya son novios? 

-Jajá. Sabía que algún día alguien como tú lo preguntaría, ¡Siempre tan quisquillosa como una ardilla! (beso). Pues básicamente es por la seguridad de la relación y aún más por la seguridad de Armando. Bueno, está de más decirte y contarte todo lo que pasó con ya sabes quien. Lamento hacer ese comentario mi Naty pero de verdad siempre lo trató como si fuera un objeto.

Perdóna los comentarios, se que igual es tu mejor amiga pero sea como fuera el caso no debes herir a nadie, nadie se lo merece en este mundo y menos alguien tan único como Armando ¿No crees?

El me pidió que fuéramos prudentes y que poco a poco se lo demos a entender a la gente. Es una buena idea para mí mientras él este seguro.

-Bueno, yo ya me sé toda la historia de mi amiga, de Jimena, pero ¿No crees que sería mejor que lo supieran todos? Al menos ocultar algo cae en no darle libertad a sus sentimientos y al menos un noviazgo no es para secretear algo sino hasta para presumirlo. No sé, no me quiero meter demasiado pero…bueno… 

-Yo me pongo en el lugar de Armando y entiendo que aún hay algo de inseguridad en decirle a la gente todo Naty. 

-Y ¿te sientes bien así? 

-Al principio fue difícil pero creo que estamos caminando juntos y eso es lo que vale en verdad la pena Natyta. 

-pero bueno y… ¿qué era lo urgente? 

-Ah no…pues, vaya, nada nada…creo que ya me voy. 

-Te conozco, neta dímelo. Haces que piense que no confías en mi y bueno…no te juzgo, entre la amistad que tienes con Jimena y la amistad que hemos tenido hay un abismo de confianza que creo tu sabes evaluar y que pues.. 

-No es que no confíe en ti Clarita, pero sé que… entre Armando y tú todo va bien, no quiero entrometerme, no pasa nada. 

-¿Armando y yo? ¿Ese es el tema? se trata de nosotros dos ¿verdad? 

VISTO 08:36 PM 

-¿Nataly? 

NATALY VERA SE AH DESCONECTADO. 

>>NATALY 

No lo hubiera dicho. Bueno, de hecho mi plan no era mencionar si quiera el nombre de Armando pero creo que no es necesario ocultar lo que ya es obvio. Aunque me duele y bueno al menos lo correcto no es dejar las cosas así y dejar pasar el tiempo ¿no? O bueno, no se. Los quiero demasiado pero...¿porque Armando? ¿Porque? 

De inmediato saqué el celular y no pude evitar ver en mi directorio el nombre de Armando, era justo el primero de la eterna lista y surgió la ávida sensación de la tentación y junto con ellas miles de millones de interrogantes en mi cabeza. 

¿Clara y Armando? Digo, era obvio verlos muy juntos siempre pero ¿Porque jamás me lo menciono Armando? ¿Por qué no le importó demasiado que alguien al menos lo encubriera en su relación?  ¿Por qué encubrir algo que puede ser horripilante mente hermoso? Y aún mas que todas esas preguntas que desde luego quedan en segundo término, ¿Por qué le miente a Clara y sale ahora con …

No, definitivamente no quiero convertirme en una recicladora de basura. Soy amiga de los tres pero no estoy aquí para financiar la confianza, el cariño y el aprecio que hemos desarrollado juntos; bueno, al menos en  el caso de Armando...vaya...simplemente no lo puedo creer. 

Ni hablar, tengo que ser leal a cada uno de ellos. Tomaré el celular. 

>>JIMENA

Rinn...Rinn...

-¿Hola? 

-Hola Jim ¿Como estas?- el celular por poco se me caía de las manos al ver el nombre de mi mejor amiga en la pantalla del móvil.  

-...pues, que te cuento- respondí ante el tono de voz tranquilo y pausado de mi entrañable amiga Nataly- no puedo dejar de pensar en todas las cosas que han pasado, es simplemente como si estuviera en un sueño y no pudiera despertar. Es más amiga, ni quiero despertar - le conteste con sinceridad cautivada por la importancia de que Naty entendiera todo- ayer fue, algo excepcional. 

-Ok y aún se ven en... 

-El Parque Hundido- le interrumpí sin querer. 

-¿Ya cuánto va?- me preguntó y noté algo raro en su voz, casi como si presionara algo con sus notas vocales en el teléfono 

-3 semanas pero y...-le contesté frunciendo el ceño por la pausa en su voz- ...algo tienes ¿verdad? 

-Si, no lo voy a negar, no te voy a negar nada- titubeo- creo que...necesito saber algo. 

-¿Es importante?- no quería darle más vueltas al asunto- y lo sea o no, dímelo. 

La confianza entre Naty y yo no era cuestión de evaluación, yo sabía cosas que ella jamás le había dicho a alguien y ella sabía las mías, y si esto que tenía que decirme era importante sé que no lo ocultaría, aunque con solo escucharla algo me estaba oliendo mal, su voz era muy áspera y hasta hacía que mi estomago se retorciera sin compasión. 

-sí, sí lo es pero necesito saber...algo- mi estomago retumbó y comencé a sentir nervios, demasiados nervios.

-¿De qué Naty? - mi voz se entrecortó. 

-Nos vemos a las 5 en el Edén ¿ok?- respondió sin darme el beneficio de la hora. 

-...sí, pero necesito sinceridad. No sé qué es lo que pase pero te notó muy rara- argumenté- aún así nos vemos a esa hora. 

-Ah- respondió con un leve grito casi como si no hubiera escuchado lo anterior- necesito que lleves algo. 

-¿Algo? 

-Si, ¿recuerdas que me contaste de una carta que te dio él?- Su voz era autoritaria, ya no era la misma Naty de siempre, algo le había pasado y algo había cambiado y de paso a mi me sorprendió su petición. << ¿La carta? ¿Para qué quiere Nataly la carta?>> pensé sin decirlo a través del auricular.  

Todo eso era demasiado serio y me inquietaba ya que Nataly no era seria, bueno al menos nunca lo había sido conmigo. Era la clásica niña linda de sonrisa amplía, cabello castaño oscuro y dientes grandes,  por no mencionar su bonito cuerpo; justo lo que cualquiera pediría y bueno, al menos esa sonrisa era una ganancia para ella, pero ahora, justo en estos momentos ella era la irreconocible Nataly seria, rara e inquieta. 

Algo estaba pasando y creo que Armando tenía que ver en todo esto, era obvio que si me pedía la carta que aún guardaba debajo del pequeño buzón de mi tocador, Armando sería un tema del que íbamos a hablar justo en esa tarde y debido a eso mi estomago bramó y mis nervios se empezaron a colapsar. 

-Eh si...aún la tengo- respondí después de un segundo de silencio. 

-De acuerdo porque la necesito. Necesito esa carta y tu sinceridad urgentemente.
 
--

Desde la primera vez que entré a la escuela de medicina después de mi cambió de carrera de ingeniería, me enamoré de los jardines que bordeaban a lo largo y a lo ancho de todos y cada uno de los edificios de la facultad.  

A pesar de que a veces olía demasiado a naftalina después de los laboratorios de fisiología, el edificio “A” era un lugar demasiado lindo como para querer ir a dar un paseo por las tardes de lluvia. Ahí mismo se encontraba lo que solían llamar todos los estudiantes como “El Edén”, que era ni más ni menos que la hermosa cafetería de la escuela de medicina. Digo hermosa porque tenía un aíre demasiado romántico y puro, y desde luego que, añádanle algo de lluvia y un rico café de Oaxaca que preparaban ahí, bueno vaya, lo único que me hacía falta era una buena compañía y era justo lo que en ese momento veía venir.  

Con sus jeans rotos y sus converse que desajustaban con mi vestido color azul acuoso, Nataly caminaba algo desorientada y con su morral de esos atiborrados de miles de colores, de esas bolsas-morral hippies que tienes que ver por curiosidad a como dé lugar.
 
A pesar de los nervios que tenía desde la mañana que platique con ella, reí por su parecido al colibrí. Era de verdad muy muy gracioso. 

Pensé que lo primero que haría sería saludarme con un beso tronado en la mejilla y un abrazo apretujado como siempre lo hacía, pero esta vez todo fue muy diferente. 

-Hola Jimena – desde luego que el decir mi nombre completo significaba un asunto serio. 

-Hola Naty- yo logré volver a una seriedad crepuscular y meditativa.  

-¿La trajiste?- de sentón se acomodó en la silla que estaba enfrente de mí en una de las mesas de Edén y extendió su mano para que yo depositara algo en ella. 

-Primero dime ¿Qué pasa?- la pregunta no fue demasiado acentuada sino normal, seca. 

-Necesito saber que dice la carta Jimena, te lo diré todo, confía en mí. Solo necesito saber algunas cosas - los dedos de su mano que me veían se encogían y se estiraban dándome a entender que la carta era la puerta hacía lo que quizás Nataly llamaría La Verdad, pero La verdad ¿De qué? 

De mi bolso saqué un sobre color morado. No tenía remitente ni destinatario. De hecho el día que Nataly me dio la carta y supe que era de Armando, esperaba que esta tuviera algo nuevo, creativo, tal como alguna ocasión en la que él me regaló una rosa echa de las hojas de mí libro preferido “Romeo y Julieta”, pero esta ocasión solo era un sobre simple aunque la importancia estaba en las palabras, en sus letras y en todo lo que sentía de verdad su corazón. 

-Es por tú bien, por tu único bien Jimy- su voz se volvió algo compasiva y lenta, miré a los ojos a mi amiga y deposité la carta en sus manos. 

Conforme abría el sobre recordé aquella noche en la que había ocurrido todo. Esa noche en la que me di cuenta que tenía que estar con Armando y necesitaba de su abrazo. Mi amiga abrió la carta, de inmediato y vi que su mirada se fijó por un momento en el conejo que Armando había dibujado para mí y solo me limité a reír ante el suceso y supuse que Nataly lo haría también pero eso no pasó, a cambio solo forzó una mueca y comenzó a leer.  

Conforme avanzaba la lectura y el tiempo se deslizaba en nuestra mesa del café, mi estado de ánimo cambiaba, ¿la razón?, cada que Nataly leía algo en la carta que tuviera algún motivo bueno o que estuviera lleno de lo que yo creía era sinceridad, ella negaba frenéticamente con la cabeza y se ponía cada vez más seria y hasta yo pude notar que su mandíbula se tensaba, casi como si tuviera un hueso de durazno que no pudiera romper con los dientes. No sé si estaba roja, pero definitivamente algo estaba mal en ella. 

-…una luna- decía Nataly sin apartar la vista de la carta, trague saliva y tomé mi vaso de café- ¿Que pasó después Jimena? 

-¿Después de qué? 

-Después de que regresó. Después de que le dijiste lo que sentías aquel día en el Parque Hundido.

-Oye ¿Qué onda con tu interrogatorio? ¿Ya dime no?- me molesté, era algo muy personal y obviamente ya le había contado parte de lo que había pasado en el Parque Hundido, pero contarle la parte faltante, lo que es mío y…de él, creo que no- No lo haré Nataly ¡No lo voy a hacer! – negué con la cabeza y le pedí la carta tal como ella lo había hecho antes, le extendí la mano. 

-Jimena por favor escúchame- en lugar de recibir la carta recibí su mano- se cosas que tú aún no sabes de esto – con la mano desocupada levantó la carta y me la enseñó justo por arriba de su hombro- necesitas saber algo y necesitas ver la verdad, pero antes de todo eso que estoy dispuesta a contarte necesito saber todo eso. Necesito que me digas que pasó ese día y también lo que pensó tu corazón. Todo lo que te diré es por tu bien, por tu único bien.

Vaya, ¿Nataly me prometía una oferta donde yo sería ganadora? Mi corazón empezó a exhalar e inhalar demasiado a prisa y presentí un impulso de querer saber lo que ella ocultaba, algo me empujaba a decirle toda la verdad aunque sabía que mis sentimientos se empezarían a encontrar y crearían una bomba de tiempo en la que la razón empezaría a actuar sin impedimento. Ok, si quiero saber la verdad que siento, esta en los labios de Nataly, tengo que ser reciproca y comenzar con la verdad, tenía que empezar por el paso numero uno. 

-Ok. Cuando termine me dirás toda la verdad, absolutamente todo- comprometí a Nataly que me miraba segura de lo que estaba planeando.                                                                                  

 -Sin duda.

Paso número dos, recordar y volver a estar perdida en sus ojos. 

-La lluvia nos amotinó sin que Armando ni yo pensáramos hacerlo. Era casi como si todo el ambiente estuviera físicamente en nuestra contra pero nuestros corazones estuvieran mirándose de nuevo, frente a frente, y la lluvia fuera alguna especie de fuegos artificiales preparados para nuestro reencuentro. 

<<justo en medio del parque y cuando estaba empezando a explicarle todo, sentí que la mirada de Armando se perdía en mi mirada y que su voluntad parecía perdida en el espacio. Casi como si alguien estuviera manipulando su mente. A pesar de ello yo continué explicándole todo. Lo que habíamos vivido en el pasado desde la primera vez que bailamos, la primera cita, lo que me parecía que él pensaba respecto de mi y la verdad de lo que él siempre quiso saber que ocurría en mi interior. Lo de mi padre. La manera en la que no quería dejarlo ir y perderlo, la manera en la que no quería volver a ese pasado de donde él me había ayudado a salir casi sin darse cuenta. La noche en la que leí la carta, la noche en la que mi corazón supo la verdad de todo y en la que mi razón mostró la bandera de la paz para mantenerse aliada al corazón>> 

<<Poco a poco mi corazón encendía en un ardor incesable y ya no lo aguantaba, quería decírselo y quería volver a sonreír por su causa, por saber que él estaba ahí y que lo único que me restaba por hacer era abrazarlo y estar ahí por toda la vida. Después de ello y sin limitarme en hablar, le hice recordar aquellas las veces que salíamos como amigos y las veces en las que él me besaba sin que yo le diera una importancia a ello>> 

<<Sentí que por esas palabras Armando regresaba al Parque, ósea que volvía en razón. Me atreví a acercarme a él solo un poco para que notara mi cara entre las gotas de lluvia, también para que escuchara mi voz a pesar de los truenos y lo único que restaba por decirle era que lo amaba>> 

Silencio. Nataly estaba petrificada y yo solo contuve mi respiración un segundo. Después de 20 eternos segundos Nataly despertó de su ensueño.

-Así que…eso es lo que en verdad sientes. 

-…Nataly, tu sabes todo. Sabes que sí, que en realidad lo amo. 

-¿Que pasó después?- me preguntó Nataly y de inmediato supe a donde quería terminar con su pregunta. <<Prometí decirle la verdad a mi amiga y eso pienso hacer>> pensé aunque a pesar de todo ello, no podía dejar de sentir la supurante interrogante de lo que Nataly encerraba en su boca. 

-Jimena…te volvió a besar ¿cierto? 

-No – respondí con sinceridad- Yo lo besé. 

Nataly se acomodó erguida en la silla dejando la carta en medio de la mesa y tomando aire en lo que se tallaba la cara. Algo pasaba. Era tiempo de saber porque tanto teatro. 

-Ya no lo puedo soportar más Jimena- carraspeo- tienes que saber que Armando no está siendo sincero del todo contigo. Sí, yo sé que han salido en los últimos días, pero al menos no me gusta que no te cuente todo de él y de… 

-¿Necesito saber algo de Armando más importante que saber que aún me ama?- deje que mi boca se conectara a mi corazón 

-No lo sabes Jimena, no te engañes. No te lo ah dicho. 

-Pero lo siento aún en sus ojos aún lo veo en su mirada y en su forma de hablar- comenté cambiando el tono de voz, siendo agresiva y más directa- no puedes decirme que no me ama porque… 

-¡Ya!- Nataly intentaba interrumpirme pero no lo permití, mi defensa era buena- Jimena… 

-…porque estaría mintiéndole a mi corazón y él jamás lo ah hecho, jamás ah mentido y menos sintiendo lo mismo que siento yo.  No mientas tú, ¿Que es lo que te ocu… 

-¿Conoces a Shanai?....  

-¡¿Qué es lo que te ocurre Nataly?!- no quería limitarme, era hora de defender mi posición. 

-¡Jimena por favor escúchame!- gritaba haciéndome callar- ¿Conoces a Clara Shanai? 

-¡Por Dios Nataly! ¿Qué tiene que ver Shanai en todo esto?- la taza de café que estaba adormecida en la mesa estaba bailando debido a que estaba en medio del campo de batalla. 

Del puro nombre recordé a una chica de tez blanca, muy güera y de ojos color azul ambar. La misma chica que conocí algún día en la escuela de ingeniería en alguna de las fiestas a las que solíamos asistir. 

-Jimena solo quiero que me escuches- Decía Nataly pero no ayudaba en nada al verla ahora como una amiga queriendo superponer su idea. 

-¡No Nataly escúchame tú! Es que no entiendo como Shana…- Nataly me interrumpió 

-Arturo tiene un compromiso, una novia y…- contuvo la respiración, me miró a los ojos, la escuché con atención y mi corazón se detuvo-… se llama Clara.

Silencio 

-Jimena- decía Nataly- Tu corazón está en juego.
 
CONTINUARÁ...

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miércoles, 8 de mayo de 2013

"La Primera Fila, 3ra Parte - El Último Vals (Capítulo 3)"



La Primera Fila, 3ra parte.

Capitulo 3
TORMENTA


El cielo cambiaba de color, de un azul claro a un azul fuerte  combinado con un naranja melancólico. El crepúsculo comenzaba a darle vida a la bóveda celeste y yo  me ajustaba el corbatín justo en el dintel de la ventana viendo como el espectáculo natural me hacia recordar su mirada, sus ojos, su risa.
Es que esa mirada era tan única, tan sutil y hasta hiriente; no hablo de un hiriente en mal uso de la palabra, sino un hiriente que llega a la cornea, traspasa los nervios oculares y no sé porque o como, llega hasta el fondo del pecho, justo aquí en el corazón.

El reloj ya marcaba las 6:30 pm y en media hora tenía que verme con Jimena justo en la entrada del cine de plaza galerías y estaba nervioso hasta las cachas, las piernas me temblaban como jamás lo había hecho y mis mejillas se pusieron algo rojas por el hecho de saber que hoy empezaríamos a salir ella y yo.

Si, por fin ella se había dignado a regalarme siquiera unos minutos de su sagrado y valiosísimo tiempo de estudio y después de 20 intentos logró ser convencida con lo que ocasionalmente llegaba a comer a pesar de su figura que en realidad era atractiva y bonita: Tacos y helados.

Salí de casa con cientos de preguntas en mi cabeza respecto a Jimena y su detallado “Si quieres salir, ahí nos vemos” en un cuaderno de la escuela. Hubiera sido más sencillo y formal venir a mí de frente y restregarme un “Si, aunque me caigas de lo peor” en la cara, así me hubiera sentido con la importancia que ella le podría dar a una cita que para mi era de  lo más formal al pedirle en una comida que saliera tan solo una vez conmigo.

No tardé demasiado en llegar a la entrada principal y ver que ya estaba oscureciendo más rápido de lo normal. Las estrellas comenzaban a brillar y la luna empezaba a coquetear por encima de los cientos de cabezas que estaban corriendo, caminando o jugando por las calles de la ciudad. Estaba grande, entera, llena y brillante. Me encantaba ver que de un lado del horizonte el cuadro comenzaba a ser del color  azul marino casi llegando a un negro intenso y del otro el sol se despedía de mi con su sereno color amarillo huevo. El cuadro sensibilizó mi piel y mi cabeza, me hizo respirar lentamente y ver que alguien había diseñado todo eso para mí, vaya, simplemente era hermoso.

Recuerdo que en esas fechas el frio comenzaba a sorprender a los habitantes de la ciudad y ese era uno de esos días, es por eso que yo llevaba puesto un saco café de pana que era el que solía usar siempre que tenía una salida importante, esto es, una salida familiar, o para exposiciones escolares. No salía mucho con mujeres y menos había tenido alguna cita con ellas, así que yo se que tú me entiendes. La primera cita es especial, pero aún más si esa cita es la primera de tu vida con la persona que te arranca los suspiros.

Después de esperar 20 minutos después de la hora acordada empecé a impacientarme y comencé a dudar si es que Jimena vendría. Eh de confesar que el día que le hice la invitación ella, con una mueca en la cara solo respondió “Déjame pensarlo”. Mi desánimo fue total y también lo era ahora que el tiempo me gritaba a cada segundo: “Eres un iluso si crees que una mujer como ella va a aceptar una invitación con alguien como tú, inexperto

-¿Una rosa?- Un niño que se paseaba por la calle me llamó la atención enseñándome una rosa.

-¿En cuánto está?- lo miré con desánimo.

-Veinticinco

-¿La compro o no la compro?- le pregunté al niño como si el supiera mi incertidumbre y él me miró tan desinteresado. Fue en ese instante que la vi, 30 minutos después de la cita acordada. Bajaba de un taxi con una bolsa de mano color café y un espejo del otro lado de la mano tratando de pagarle al chofer.
-Dámela- le arrebaté la rosa, no apartaba la mirada de Jimena y le di un billete de un monto que jamás conocí – quédate con lo que sobre – le ordené con la atención centrada en un solo punto entre toda la gente, en Jimena que ya me había visto desde lejos. Solo esperé que el movimiento que realicé para guardar la rosa en mi saco no hubiera sido demasiado obvio y que mis nervios, que estaban nivel “peligro, puedes caer en cualquier momento” me delataran tanto que ella se agobiara, fuera demasiado hostigoso para ella y que esa cita fuera la última, y no solo la última, sino la peor cita de toda su vida.

<<Calma…tranquilo>> me auto ayudaba <<Si te rechaza ¿Qué pierdes?>>

No se sí ella también había visto el hermoso cuadro que se había pintado el cielo, pero de haberlo hecho creo que se sorprendería por el parecido tan único con su vestimenta y con su piel. Era casi un espejo

Su cabello era muy negro, largo, lacio, tal como si la noche estuviera plasmada en cada cabello, como si la misma noche hubiera sido la autora intelectual de ese velo negro tan hermoso que cubría su rostro. Y bueno, para seguir en la detallada descripción creo que ese vestido que había elegido para esta noche la hacía lucir tan única y perfecta. Un vestido color zanahoria con bordados típicos de un vestido contemporáneo y unas zapatillas junto a la medida con una florecilla pequeña casi en la punta. Me atrajo demasiado pensar en la idea del atardecer en ese vestido, es que de verdad era tan hermoso que era difícil dejar de mirarla y perderse la oportunidad de encantarse con su belleza.

Su piel, vaya, un tema a tratar demasiado simple pero a la vez complejo.

Desde hace poco en algunas de las fiestas a las que me invitaron y que renegué a ir pero al final de todo asistí, noté que Jimena comenzaba a tener un aspecto algo raro y diferente, dudé si es que su salud estaba bien o si algo le estaba ocurriendo y era serio. La preocupación fue momentánea dado que no le tenía demasiada importancia al hecho de que una chica me llamara la atención, aunque en esa misma fiesta ella se atrevió a hablarle al chico raro del grupo y no solo eso, sino que lo invitó a bailar, ese chico era yo. Y eh de confesar que con esa sola invitación ella fue introduciendo un interés en mi por saber más de ella y querer si quiera pasar un rato después de clases platicando de cualquier tema y riendo por montones con Jimena, me encantaba estar con ella después de clases, creo que era mi momento más tranquilo del día, aún así siento que ella no se había abierto totalmente conmigo. Sentía que ella tenía algo que no me había dicho y que no sé, a lo mejor necesitaba sacarlo aunque no quería sacarle la verdad a la fuerza. Claro, eso era obvio dado mi poco tiempo de conocerla. Ella siempre tan sería, tan secreta pero a la vez haciendo que todo mundo estuviera feliz y alegre, vaya mujer.

Se acercaba poco a poco y mi nariz respondió ante el ligero pero insistente olor de la fragancia que estaba usando, era simplemente exquisito. Es como cuando estás en medio de un bosque y puedes oler el césped frio y mojado, te hace relejarte y entrar en mucha paz sin pedírselo a nadie más. De verdad lo disfrutaba demasiado.

Subió las últimas escaleras y perdiendo la mirada en cosas vanas como en algunos niños que jugaban en el patio central, se acercó y después me miró. Sentí que el fuego amenazaba sin pudor y hacía que mi corazón punzara con un dolor que me agradaba.

-Hola- el toque de su piel era más áspera y fría que de costumbre, de nuevo su salud. Me inquietaba eso.

-Hola Jimena- le toque el brazo y traté de erguir mi espalda. Me besó en la mejilla y esperaba por el cielo que notara el frío que yo notaba en su piel y no el calor que estaba seguro se desprendería de mi interior debido a mis nervios traicioneros – justo a tiempo ¿no? – le espeté con cierta arrogancia.

-Gracias- jamás, de verdad lo confieso, jamás había escuchado algo tan amable desde hace mucho en ella, al menos no conmigo- cosas de chicas, ya sabes – me enseñó su espejo en alusión a su oración y lo guardó en su bolso de mano- pero vámonos ya, faltan 20 minutos para que empiece la película- me le quedé viendo un poco más y esperé que ella no se diera cuenta de que una mariposa amarilla estaba descansando en su cabello.

Las pecas que resaltaban en su cara me hicieron volver al cielo, al lienzo negro y tupido de miles de estrellas e imaginarme a las mismas dormidas y acomodadas en una posición exacta, en su piel llena de pequeños puntitos negros y coquetos. El cielo debería de estar celoso de ella, no había forma más exacta y definida, aunque sea micro, de describir el cielo con tan solo un nombre, el de Jimena.

-Tenias mucho esperándome, supongo- Su voz estaba empeorando cada vez más ¿ya se habría dado cuenta? Ni idea, pero yo había pensado seriamente en platicar al respecto con ella sobre el asunto.

-Lo suficiente como para poner a prueba mi alto nivel de paciencia- fui sarcástico en la contestación y un poco alegre

-Pues tendrás que serlo hoy- puntualizó con seriedad en lo que yo miraba con atención la mariposa que jugaba detrás de ella – aún así vamos a divertirnos ¿Qué dices? – Sin más ni más, me tomó la mano y la enlazo entre sus dedos

-¡Oh!..- solté un gritito ahogado

-Ya sabes…-miró de reojo mi mano en lo que seguíamos caminando-…cosas de chicas- ¿Por qué lo hizo? No le basta con hacerme perder el piso con sus ojos y ahora ¿esto?

-Sí, lo entiendo- un hombre en esos casos debe tener seguridad ante todo.

-Oye y… jamás me has dicho que onda contigo – trataba de ser igual que ella, serio, que no se diera cuenta que su mano mezclada con la mía me hacían desvariar demasiado. Tomaba aire a bocanadas cada que ella se distraía por cualquier cosa

-Te refieres a...

-Tu emm…- ella juega sucio cuando quiere.

Después de subir los últimos escalones para llegar a la sala de espera del cine y después de verme como todo un estúpido al quererle preguntar lo que necesitaba saber, me decidí con precisión.

-Tu emm… ¿Novio, galán, comprometida, algún “peor es nada” que esté tratando de atormentar tu cabecita con pensamientos de corazoncitos rojos y cupidos melosos?

Miró su reloj como si el tema ni le importara y se quedó viendo la cartelera.

-08:00 pm- se mantuvo aún más tiempo callada después de decir la hora prestándole más atención a las películas en exhibición- ¿Quieres entrar a ver la película…- me volteó a ver derritiendo mi mirada-… o prefieres que hablemos de un peor es nada al que en estos momentos le está temblando la mano?

Creo que la había agarrado demasiado fuerte. Perdonen pero yo no sabía cómo hacer esas cosas. Aquí entre nos, novias jamás había tenido.

-Ok…- no fue aceptar su propuesta, fue alargar solamente un sí. Se sonrojó, lo sabía, yo no era el único que se delataba hasta ese momento. Me sentía un poco más en confianza y decidí acariciar su mano con mis dedos, poco a poco, suavemente y así mismo dibujar sus venas en la palma de su mano con mi dedo índice. Traté de disimular la risa por los nervios y noté que ella no lo soportaría más, rió naturalmente y vi por primera vez una luz que se desprendía de su pupila y llegaban mis ojos.

Casi como si hubiera ocurrido en un segundo, ella cambió por completo, hasta se me hizo algo extraño verla así, y eso ya lo extrañaba.

Como el primer baile que tuvimos y que ya mencioné. Recuerdo que había conocido a una muchachita fresca, a una niña sin algún aire egoísta y muy natural, sonriendo y exponiendo mi pena a unos cuantos pasos de baile Casi como si nos conociéramos desde hace muchísimo tiempo y yo fuera su mejor amigo. Lamentablemente al día siguiente su comportamiento fue muy diferente, un rechazo a los ojos de los demás hacia mí y a veces pensaba que esas platicas que teníamos a escondidas después de ese baile, las teníamos así porque ella no se sentía cómoda de que la vieran conmigo. No lo sé, hasta ese momento eran solo suposiciones pero… esa risa me hacía confiar en ella, así que era hora de las preguntas.

-Quiero...¡un “ICE”!- ahora sus ojos eran enormes, casi como los de un oso y su sonrisa como si hubiera visto a un alce embarazado.

En fin, fue espectacular ese momento. Platicamos de muchas cosas. Su ñoño historial de excelencia académica, los osos que tanto le hicieron apenarse en la secundaria y preparatoria, su comida preferida, etc. Definitivamente no era la misma Jimena de siempre, era como si solo le bastara abrir un poco la puerta para ver que ella en verdad se estaba ganando todo mi universo.

-Verona, Italia.

-No ¿en serio? Igual es mi lugar favorito, mi sueño desde hace tiempo es ir allí.

-Es el lugar indicado para que tu vida cambie. La ciudad de Romeo y Julieta.

-oye oye…esperate- espeté- yo lo único que sé es que es el lugar perfecto para…

-Enamorarse- me interrumpió

-Ósea que tu tipo de hombre no es mexicano y vas a ir allá a buscar tú media naranja ¿no?

-¡Para nada!- se rio, y el cosmos y ella se fusionaron- ¿Me veo demasiado selectiva?

-Por Dios, tu tono fresa me dice que jamás andarías con alguien como…Como… ¡el que vende los dulces!- señalé a un chico moreno con dientes de sable.
Jamás en la vida me había reído tanto como en esa noche, pero ahora era necesario preguntarle lo fundamental e importante ahora que la confianza había llegado a nivel “Ya nos tomamos de la mano, tú me gustas demasiado, tengo que conquistarte ahora o si no me veré demasiado lento y no volverá a ser con alguien más porque de verdad me imagino contigo cualquier noche enamorados viendo las estrellas”

-Y el tema sigue aun en el aire señorita – sabía que los nervios me abrazarían muy pronto y decidí no vacilar más – Tienes novio ¿Verdad?

Se escuchó un serio “NO” de su parte

-Deberías- le respondí –a cualquiera podrías sacarle una sonrisa o hacerlo feliz o enamorarl.. –

-¿A cualquiera? – me preguntó con una sonrisa algo oscura en su rostro

-Ok, no a cualquiera, tu sabes, pero a lo que me refiero es que podrías hacer feliz a alguien que te haga sentir algo bonito, que te haga ser de verdad quien eres tú.

-¿Tu te sientes así conmigo? ¿Tú eres de verdad quien deseas ser cuando estoy contigo?

Temblor en las manos, eso nunca falla. Sentí como si se me bajara la presión y aún así evalué y medite un poco en su pregunta. Definitivamente si, definitivamente era yo sin ninguna careta, así tal cual sin actuar algo que no soy y me encantaba serlo.

-¿Y tú? – le pregunté


>>JIMENA

Me acuerdo bien de quién era ese chico que me hizo sentir algo lindo y único la primera vez que salimos, el  lugar en donde fue, y no solo eso sino la pregunta que me hizo.

-¿Y tú? – me preguntó

Algo se había roto desde que lo había invitado a bailar en aquella fiesta. En esa ocasión pensé que mi manera de ser con todos iba a ser igual para con él, pero no, al ver a ese chico que estaba sentado pensé en ser alguien diferente para él y se lo demostré bailando en la pista, si, aunque él tiene 2 pies izquierdos y su ritmo esta por las nubes, tenía un buen corazón.

¿El lugar donde comenzó todo? El cine que está en plaza galerías, fue una noche que jamás, jamás olvidaré.

-¿Tu qué crees? – no le iba a ser fácil la tarea aunque necesitaba decirle la verdad, ¿Cuál verdad? Algo  en su aspecto había empeorado de un tiempo para acá, sino es que todo en él. Su voz había cambiado demasiado, sus ojos tenían algo diferente fuera de lo normal, y no mencionar de su cabello, su piel, su cara, creo que estaba enfermo y necesitaba preguntarle si ya se había atendido en el doctor, era necesario desde mi punto de vista.

-Que emm…- decía Armando muy seguro de sí mismo- ¿Crees que la película hubiera estado buena?
Que te gusta ¿Iron Man? No, no, no, una de romance…emm…- dudó y miró con su cara pálida la cartelera desde el asiento del café del cine tocándose la barbilla- ..ah ya, Crepúsculo. No no, creo que hubiera sido mala idea…es la película más nefasta que eh visto en la vida – hablaba como si su criterio en el cine estuviera basado en su larga carrera historial cinéfila – Pero estoy totalmente seguro de algo, te gustan ese tipo de películas fresas y rosas – argumentó en lo que yo reía por la falsedad y hasta por la brusquedad de sus palabras - ¿En serio crees que no me di cuenta? – me preguntó asombrado

-Pero por favor, ¡es la mejor película del año! – exclamé sarcásticamente a pesar de que varios ojos saltones que estaban en la cafetería nos volteaban a ver.

-No eres la más inteligente en esto, en serio no puedo creer que alguien tan guapa e inteligente no sepa del tema – es obvio, me sonrojé y desvié un poco mi cara para que no se diera cuenta de que los pómulos me delataban. De inmediato pensé en algo que desviara el tema, ya lo había hecho el, ahora me tocaba.

-Oye por cierto ¿Te puedo preguntar algo? – el silencio se hizo algo frío ante la seriedad de la pregunta

-Pues sí, claro – respondió sin vacilar.

-¿Te sientes bien?- miré sus ojos pretendiendo ver la verdad detrás de su sonrisa- eh visto que últimamente te ves diferente, de verdad muy muy diferente, tu voz, tu piel, tus ojos…en serio espero que estés bien- comenté con seriedad, el asunto para mí era serio.

-Te seré sincero- continuó Armando – la que se está viendo algo mal, eres tú- ¿Yo? Creo que algo pasa aquí, creo que no es que yo lo vea mal sino que es algo mutuo. Vaya sorpresa, de verdad no me lo creía. En resumen, éramos seres “raros” para todo el mundo, excepto el uno para el otro.

<<Diantres. No me basta solo con saber eso, necesito algo más, solo un poco más>> pensé en lo que me acercaba un poco más a él.

-¿Puedo tocar tu cara? - ¿se negaría? Digo, no era una propuesta mala, pero… ya no solo era tocar su mano, sino entender porque lo veía cada vez más mal.

Nunca había sentido algo tan puro y nuevo en mi pecho. Al solo rozar su piel y ver cada uno de los límites de su cara, me daba el gusto de ver también sus ojos y sentir que el corazón se me salía del cuerpo. Su intención era la que me bastaba, sus ojos delataban que él tenía algo y que yo necesitaba de eso. Así que poco a poco me inundé en su mirada, total y no argumentando para mi algún limite, esa noche no la quería tener, quería que me viera como el solo sabía hacerlo, quería esa mirada en mi mente, sellada en mi corazón, arrebatándome los suspiros como lo estaba haciendo él, como jamás nadie lo había hecho y estoy segura nadie lo haría. Su alma era pura y la claridad de la misma hizo que no me despegara de sus ojos.

No sé si fue instintivamente pero me despegué un poco aunque seguía tocando su cara, la seguí acariciando tal como si fuera seda.

-Creo que soy yo- le dije- creo que la que está viendo más allá soy yo Ar…- quería que mi mente regresara del letargo que estaba teniendo en sus ojos, ni su nombre podía pronunciar correctamente-..Armando.

De nuevo tomó mis manos con cierta brusquedad pero no la suficiente como para que yo regresara por completo a mi realidad. Se acercó poco a poco hacía mí; no me despegué, pasara lo que pasara no tenía que retroceder aunque tengo que aceptar que dentro de todo lo nuevo que estaba sucediendo, tenía miedo. Lo sentía aunque solo era un leve suspiro, un enemigo intimo y pasado, un enemigo que quería evitar a toda costa.

Armando cerró sus ojos, yo también lo hice y el universo estalló por completo. Él, me besó.

No tengo idea de cuánto estuvimos expuestos a que nuestro corazón se detuviera, pero después de ello, mis ojos se abrieron justo a la par de los suyos y estoy segura que esa conexión que siempre hay entre los enamorados, nació entre nosotros.

-Ven- tomó mi mano y se levantó de la mesa en donde estábamos. Creo que le temblaba la mano pero trataba de sostenerla con firmeza y sin vacilar para que yo no me diera cuenta de su estado, aunque creo que yo estaba peor << Que no me ponga como tomate por favor, no quiero que me vea toda roja>> pensaba.

El frío de la ciudad ayudó a camuflajear mis cachetes que estaban como ciruelas por los nervios de lo que había ocurrido y aparte de eso por la forma en que tomaba mi mano. De verdad era todo como si los males que cargaba se fueran volando con el aire y prometieran un “jamás regresaré”.

-¿A dónde me llevas Armando? – le pregunté mirando las calles que poco a poco se desocupaban en la noche.

-Que, ¿tienes miedo?

-No pero…- me interrumpió en lo que yo reía entre dientes

-¿Confías en mi?

-Si, pero es que…- de los nervios solo reía sin preocuparme en realidad por saber a donde en realidad me llevaría.

-Si confías en mí y tienes una corazonada, sígueme- obviamente si la tenía. Él solo me guiño un ojo y aceleró el paso a trote.

Después de atravesar muchos puestos de comida y de comprarme una dona y una malteada de fresa, seguíamos a paso rápido hacia un lugar que por falta de luz no distinguí que era.

-Mis pies – le comenté en lo que corríamos – me duelen. Creo que es por las zapatillas

-No te preocupes emm… quítatelas- me dijo en lo que yo detenía el paso, me miró desconcertado y solo me dijo – no te preocupes, te va a gustar.

-¿y si no me gu…

-¡Confía en mi Jimena!

Me quité las zapatillas y sentí que mis pies se ponían fríos de la planta pero no lo suficiente como para suponer un pronto resfriado, aparte de que estaba segura que no era piso, sino césped un poco mojado y suave, muy suave.

-Listo llegamos- me indicó en lo que se acostaba en el pasto y ponía sus brazos detrás de la nuca como si fuera una almohada.

-¿Qué?- me vio como si la anormal fuera yo y no él- no piensas perderte esto ¿verdad?

Poco a poco noté que su cara se vislumbraba más porque la luz de la luna le daba por completo. Vacilé un poco y me acosté a su lado en un pequeño absceso de la tierra que parecía un monte pequeño.

-Es hermosa- le dije señalando la luna

-No mas que tu

-Gracias- le susurré- pero aún así no deja de serlo

-Está bien, tienes razón niñita- se aseguró de que lo que decía lo soltara a todo pulmón- Pero ella jamás llegará a provocar esto – tomó mi mano y la dirigió a su pecho- como tú.

El boom de su corazón era frenético, alocado y con un ritmo inusualmente vertiginoso. En cambio creo que al mío le estaba fallando todo. Estaba entrando en shocks, casi como si lo detuviera el sentir su pecho, su voz cerca de mí  y sus ojos. No sé pero creo, y espero que así haya sido, me estaba enamorando de ese loco latir, de esa persona acostada junto a mí que me estaba haciendo sentir lo que ninguna otra persona en el mundo lograría hacer.

Aun así por un momento pensé en miles de cosas, muchas de las cuales siempre me habían afectado y no me estaban permitiendo avanzar y creo que jamás lo harían.

Solamente al volver a recordar a papá, todo lo que sentía en ese momento, los cientos de emociones y sentimientos que en ese instante estaban fluyendo en mí, cesaron. Perdí la conexión completa con Armando y encajé mi mirada en la luna enorme que me hacía recordar muchas cosas que había vivido con papá.

Mi sonrisa se desdibujó del panorama romántico y como por arte de magia empezó a punzarme el corazón, no quería perder a nadie en este mundo de nuevo, no quería volver a ese pozo donde a veces volvía a sentirme, donde me sentía en la oscuridad y sabía que para mi única mala suerte, no saldría y nadie me ayudaría.

-¿Qué tienes? – me preguntó Armando

-No, nada- respondí lentamente y él solo miró mi cara de reojo frunciendo el ceño. Después de ello quité mi mano de su pecho y la coloqué en el césped.

Silencio, solo se escuchaba la cabeza de Armando que giraba para verme y saber, supongo, si es que yo estaba bien.

-Dime que es lo que sientes- decía Armando

-De verdad nada solo es que…

-Shh…shh…deja que me responda ella- me confundí

-¿Ella? – le contesté en un susurro en lo que el miraba al cielo - ¿Quie…Quien?

-¿Qué?  No te escucho ¡más fuerte!- giré mi cabeza y lo vi hablar con la luna- ¿De verdad?- puso cara de sorpresa- Oye pero… ¿lo sabe?

Me reí un poco de lo que trataba de hacer  << ¿Hablar con la luna?>>. De verdad era muy chistoso verlo hablar de esa forma y más que lo hacía de una manera tan sincera, casi como si ella le respondiera a él, como si ella le respondiera a un simple mortal.

-No…- seguía Armando – ¡me niego a decírselo! – le reprochó a la luna y dejó de mirarla

-¿Te dijo algo? – le pregunté sin vacilar. No me contestó, giró la cabeza y silbó tratando de desviar mi  pregunta- Armando… te dijo algo ¿verdad?

Armando se hizo el disimulado y a veces me veía soltándome una risita nerviosa.

-No no ¡no! – le dije – ¡Dime Armando!- le sujete de una mano y lo zangolotee un poco- dime o me iré de aquí- me levanté un poco del césped

-¿Serías capaz de no escuchar el secreto de la luna?- me vio con ojos saltones

Me acomodé como niña chiquita en el césped y la miré como cuando un niño espera su biberón.

-Adelante, adelante – le seguí el juego y moví los pies de un lado para otro acostada poniendo atención al chico que estaba a mi lado acostado también- ¡dime ya!

-Ok, pon mucha atención, ¿ok?

-Si si si

-Lo que esta diciéndome la luna…- hacía pausas pequeñas y susurraba las palabras casi como si él las sintiera y tuvieran mucha importancia- es que...- se detuvo por completo, tomo aire y continuó – conoce a todas las parejas del mundo, si, si, absolutamente a todas,  pero nunca ah conocido a dos personas que se olviden de su mundo entero para ver el universo en los ojos de la otra, como nosotros dos.

Todo, absolutamente todo lo que estaba pensando hasta ese momento se borró de mi mente y me dediqué a ver su mirada iluminada por la luna, destilando miles de fragmentos de luz, inundando mi alma y pretendiendo hacerme viajar de nuevo.

Mi pecho encendió un fuego intenso y tomé su mano. Quería estar con él, si es que fuera posible para siempre, así,  olvidándome de mi mundo, olvidándome del pasado y sonriendo por encima de la sonrisa de la luna. Pero…no me imaginaba perdiéndolo, dejándolo ir. Imaginando que la vida me volviera a hacer una mala jugada y volviendo a lo profundo del pozo, no quería eso. No quería que entrara hasta el fondo de mi corazón y estar en su ausencia.
<<No Jimena>> pensé <<no estás apta para caer otra vez, no lo soportarías ni un segundo más. No puede entrar hasta el fondo, no lo tiene que hacer, no tienes porque sufrir de nuevo, déjalo estar aquí haciéndote olvidar el pasado, solo eso, eso es lo que sirve>>

Tomé aire y suspiré profundamente fundiendo mis pensamientos con el tono de voz de Armando.

-Es demasiado sincera – se tocó la barbilla – oye oye, ¿No quieres escucharla?- se levantó un poco del pasto verde y me miró- ¡es demasiado sencillo!

-Emmm…- vacilé, mi mente estaba jugando como siempre.

-Ok, eso para mí es un sí- respondió y siguió con su palabrería- acuéstate y ponte cómoda- continuaba en lo que mi corazón comenzaba a levantar muros, muros altos y grandes, negando sentimientos, alejando sombras de algún indicio de amor, elevando a la razón, humillando al corazón- ahora…respira hondo, muy muy profundo…¿lo haces?- mi sonrisa comenzaba a desdibujarse de mi rostro, Armando no lo podía ver porque estaba entretenido con la luna y no quería que me viera negando el sentimiento.

-Aja- respondí fríamente

-Ahora cierra tus ojos- el los cerró, yo me quedé mirando la luna

No pretendía hacer algo que me hiciera infiltrar a Armando a mis más sensibles sentimientos internos. Mi plan no era ese. Pasaron 15 segundos y él seguía en su tonto idilio con la luna, yo esperaba ya que terminara eso, que terminara y estar en mi casa distrayendo mi mente con cualquier otra cosa que no fuera hablar del corazón.

-¡Hey! Vamos ciérralos- me miró en lo que colocaba en mi mano una rosa.

Acepté el reto así que solo por unos segundos cerré mis ojos, pensé que esos segundos serían eternos y creo que así fueron hasta que una noche, en la sala de mi casa abrí el baúl de mi corazón y supe que él, Armando, en verdad era mi universo entero.

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Truenos…

<<…regresa>>

La lluvia caía a cantaros en mi cara y en la de él también, era el momento preciso de…

Lluvia…

<<…regresa, regresa>>

Armando y yo estábamos justo en medio del Parque Hundido, tenía dos años que no lo veía y necesitaba decirle toda la verdad de…

Relámpagos y frío…

<<…regresa>>

Armando trataba de decirme algo pero le pesaba, se le hacía casi imposible...

-Jimena, no…Jimena, tengo una nueva…- solo se dedicaba a balbucear eso.

-Armando, estas aquí – le puse la mano en mi pecho tal como él lo había hecho en nuestra primera cita, mi corazón latía con frenesí- sin pensarlo te metiste tan adentro…y… ¿Quieres saber la verdad? ¿La única verdad en todo esto?

Armando estaba mirándome, como si hubiera visto alguna página de su pasado e intentara regresar de su letargo. Como si hubiera vuelto al cine, a la luna, al beso…

-Armando…yo… Te amo.

Trueno.

CONTINUARÁ...