miércoles, 29 de mayo de 2013

La Primera Fila - El Último Vals. Capitulo 5 - Un Baile en un lugar extraño.

Capitulo 5
UN BAILE, EN UN LUGAR EXTRAÑO.

No sé quién ni mucho menos cuando, pero hubo alguien que escribió algo más o menos como esto: lo que se hace, se paga; o más fácil “Ojo por ojo, diente por diente”.

Sería raro pensar que si alguien te hace daño tú le vayas a pagar de la misma forma o seas cómplice de la venganza. Es algo absurdo e impredecible pensar en ello ya que quizás la vida se lo va a cobrar de la misma forma pero sin que tú disfrutes del sabor de la venganza, vaya, que no seas el autor intelectual del hecho. Pero pensar que tú puedes y te es necesario ser la persona autora de la apuñalada te hace sentir un alivio momentáneo. Lo que no puedo asimilar es el punto de ser la persona dañada, me refiero a ser la persona que algún día por algún motivo cometió un error, y precisamente así me sentía yo. Tal como un conejillo de indias a punto de ser evaluada por su destazador, como un pequeño animal en la selva esperando a que el cazador ajuste cuentas por haberle hecho daño, simplemente empezando a ser parte de un plan detallado y quizás y sabiendo toda la verdad, siendo usada sin escrúpulos y con el único y doloroso objetivo negativo del amor, la venganza y porque no, la traición.

-Jimena…- la cara de Nataly se dibujó en mi pensamiento- Toma – me ofreció un pañuelo

No me había dado cuenta pero mis mejillas tenían rastros de lágrimas. No supe cuando comenzaron a salir pero por lo absorto de mi pensamiento y por el tiempo que había trascurrido creo que habían sido pocas pero con un peso muy fuerte.      

-¿Es verdad?- aún me atreví a preguntar a pesar de que sabía por la mirada de Nataly que todo era cierto.

Mi amiga solo acertó con la cabeza y me miró acabada.

-¿En qué piensas Jimy?- me decía Nataly con una voz casi como de ardilla, tranquila, compasiva, casi sin esfuerzo, como si fuera cuidadosa de que el mismo tono de su voz me fuera a hacer daño.

-¿Crees que lo está haciendo…- tomé aire, limpié mis lágrimas- …por venganza?

Nataly pensó un momento en mi pregunta y tomó mi mano con suavidad. Yo respiré aún más hondo, con más fuerza pensando en mil cosas en mi cabeza.

-Lo conozco- respondió mi amiga sopesando en las palabras- pero eso no hace que yo piense en que quizás y…

-¿Cómo lo sabes? – La interrumpí- si, ¿Cómo sabes todo esto?

-Clara.

-¿Clara sabe todo esto?- Para mí era obvio que Clara ya sabría toda la verdad si es que Nataly había tomado la decisión de contarlo y asegurarse de poner orden todo.

-No Jimy- respondió bajando la mirada- ella aún no lo sabe, pero creo que lo sospecha desde…hace tres semanas.

No puede ser, simplemente no lo puedo creer. Las palabras comenzaban a pesarme cada vez más y estaban comenzando a hacer un tornado en mi interior donde el ojo del mismo era mi pecho. Su furia empezaba a desatar un impulso donde sabía que no podía detenerse, donde sabía que Clara no era la culpable, al menos hasta ese momento y hasta mis suposiciones.

-Pero… ¿Por qué diablos no me lo dijo? – Respondí y sentí que el grifo de mis lágrimas volvía a abrirse sin prometer detenerse- ¿Porque si sabía que el volver a verlo era abrir una puerta para los dos, para crear nuestro nuevo y propio mundo, no me lo dijo ese mismo día del Parque?

-Lamento todo esto Jimy, lo sabes, pero necesito saber solo una cosa más- decía Naty a la que veía a través de mis ojos que estaban opacos y muy acuosos. Como si no fuera suficiente el dolor que estaba en mi pecho y la verdad que Nataly decía a cuenta gotas, ella tenía más cosas que contarme- En estos días que han salido ¿Qué es lo que hacen?

Al parecer eso era la lo único que me faltaba, una pregunta más para que mi corazón comenzara a estallar y empezara a supurar en molestia; y esperaba, de verdad esperaba que no se convirtiera en otra cosa, no quería que se convirtiera en algo como el engendro del rencor. 

-Salimos- solté un hipido y me limpié la nariz.

-¿Solo…eso?

Silencio, no quería recordarlo. El 102 por ciento de mí mente estaba ocupado en saber las verdaderas intenciones de Armando, en Clara y en el centro de batalla que en estos momentos se libraba en mi corazón. No quería recordar nada, no quería decir nada, lo único que estaba haciendo era enfocar mi atención en el dolor que empezaba a ser permanente en mi pecho.

-Jimy…- no sé que hacía Nataly pero sentí que su cara se acercaba a la mía. Al menos yo estaba cabizbaja mirándome los dedos de la mano que descansaban en mi regazo.

Después de un minuto en el que me secaba las lagrimas y mi mente comenzaba a regresar a la realidad, me dispuse a recordar aún sabiendo que esos recuerdos empezarían a doler.

-Salimos y solo…bailamos.

Nataly cambió de posición y se reclinó en la silla. Yo me dispuse a verla y noté enseguida que todos sus gestos habían cambiado desde una Nataly preocupada hasta una Nataly pensativa que solo fruncía el ceño.

-¿Bailaban?...pero… ¿Cómo que bailaban? ¿Qué es lo que…? ¿A qué te refieres con…?
 
-Si Nataly. Siempre procurábamos vernos en el Parque y después terminábamos visitando los lugares que desde hace mucho no visitábamos. Como el viejo estacionamiento en medio de la ciudad que nadie recuerda ni visita. Ya te había contado de ese estacionamiento ¿recuerdas?

-Sí, sí recuerdo pero…un baile- respondió Naty en lo que yo me desmoronaba en la mesa del café -disculpa amiga pero… y ¿Porque lo hacían?

-Nos hacía recordar cosas- respondí entrecortando las palabras e hilvanando aire para mantenerme en lo que podía, firme – pues supongo que a él le hacía recordarme en esa fiesta donde nos conocimos y a mi…- silencio, no terminé la oración.

-¿A ti que Jimy?- me apresuraba Nataly

-A mi me hacía estar más cerca de él, más cerca de mi realidad y…- <<basta>> decía mi razón <<¡No continúes!>> - …pff…- bufé y volví a entrar en el inmenso hoyo del dolor- me hacía estar segura, protegida del pasado, protegida de mi misma.

-Jimy… ¿Por qué piensas que él se está vengando?

-Sabes muy bien lo que hice. Lo usé, esa es la verdad Naty,  y es lógico que él tome esa posición aunque…- tomé aire-… esos días no los cambiaría.

-Supongo que no lo harías porque…

-Su corazón Naty- interrumpí a Nataly algo aquejumbrada y miré un lirio rosa que estaba justo debajo de mi zapatilla- lo sentí tan cerca. Lo conozco porque él me lo ofreció, me lo entregó sin saber hacía donde lo iba tirar.

-¿Y si no es venganza? ¿Si todo esto es porque él decidió volver a amar… – esa parte de la oración carcomió mi estomago-…y justo cuando estaba por dar el último paso…llegaste tu?

No sé si fue una ilusión o algo por el estilo pero creo que el lirio que estaba justo debajo de mis pies, se abrió y me toco un poco la piel, casi como si estuviera consolándome por alguna razón, como si él estuviera sintiendo lo mismo.

<<¿Llegaste tú?>> pensé y mi mente me ofreció un panorama distinto. Armando trataba de decirme algo y quizás no era sinónimo de venganza sino de…

-Dios mio- me asustó Naty debido al susurro- debes irte.

-¿Irme? ¿Pero que ray…- Naty señaló un arbusto justo detrás del Edén y fue ahí, justo ahí, donde mi tonto corazón detuvo su cochino lloriqueo, sin mencionar el dolor que casi como por arte de magia desapareció.

Un chico con saco color azul marino, cabello recién cortado y bien peinado, camisa blanca muy bien planchada, zapatos azules, pantalón de mezclilla y con una sonrisa enorme, se acercaba hacía nosotras.

-Armando- decía Nataly en un susurro en lo que mis ojos regresaban a las orbitas oculares de mi amiga y perdía mi razón para encontrarme con que de nuevo el amigo que residía en medio de mi pecho, se agolpaba y su sonido retumbaba en mi oídos, casi casi como si de una batería musical se tratara. Como si el bit del tiempo regresara a su lugar de origen, como si mi corazón tratara de decirme algo indescifrable, algo que mi razón desconocía.

-Toma y vete- me decía de nuevo Nataly resolviendo el caso y ofreciéndome la carta como si fuera un explosivo- yo lo resuelvo.

Todo el mundo se detuvo. Tenía que reaccionar ahora o sino podría haber serías consecuencias. Reaccionar significaba quedarme ahí parada, esperando a que Armando me saludara y verme vulnerable ante el acto o en su debido caso irme de ahí, esconderme en alguna esquina de la facultad y esperar que Nataly resolviera todo el asunto. No, definitivamente resolver es asunto de dos el rey y la reina como en el ajedrez. Aún así tomé la carta de Armando que tomaba con fuerza Naty y decidí dar la vuelta para mirarlo de frente, si, aún tenía la fuerza para hacerlo, lamentablemente fue rápido el acto de arrebatársela a mi amiga que sin querer se rompió por la mitad, justo cuando alguien entraba en la escena.

-Em…- su olor atrapó mis sentidos-…hola.

Un “hola” que carecía de ánimo se escuchó justo detrás de mí, en mi espalda. Armando vio que el sobre se había roto y quizás ese era el motivo de ese desafortunado saludo.

-¡Oh! Armando, eh…- La voz de Nataly flaqueó y la mitad de la carta que ella tenía cayó en medio de la mesa- …que milagro verte y…

-Hola- respondí con seguridad que saqué no sé de donde, en lo que me limpiaba las últimas lagrimas de mis mejillas sin que Armando se diera cuenta.

-Esa es la…

-Sí, la carta- giré las zapatillas y miré a Armando de frente.

Si iba a haber un enfrentamiento tenía que ser ahí y en ese momento. No quería seguir en el negocio de no poder saber la verdad. Era hora de hacerlo hablar, de hacer que abriera de una vez por todas su enorme bocota con la verdad.

-Nataly, déjanos- le ordene a mi amiga sin despegarle el ojo a Armando, ni él a mí.

Lo único que lograba escuchar era un sonido detrás de mí que indicaba que Nataly me abandonaba. El lugar en ese instante se volvió frío, sordo, hiriente.
-¿Por qué lloras?- Armando trató de tocarme el rostro y quiero confesar algo justo aquí, hacer un gran paréntesis y decirles que necesitaba el toque de su mano acariciando mi mejilla y dejando hacer respirar a mi corazón, pero no era suficiente cuando la razón vomita un sinfín de leyes estrictas, tales como saber la verdad.

Así es que no permití que me tocara y me moví de posición. Tomé asiento en donde Nataly minutos antes estaba y tome la carta despedazada en mis manos.

-La rompiste- decía Armando.

-¿Qué se siente eh?- Las lagrimas querían brotar de nuevo pero para mí fortuna la fuerza que me producía saber la verdad no las dejó salir.

Armando miró a lo lejos y supongo que estaba buscando a Nataly por algún lugar de la salida de la escuela, casi como si su deducción fuera: “Nataly tiene que ver algo en todo esto”.

-Otra vez lo hiciste Jimena, otra vez lo estas rompiendo y no te das cuenta de lo que pasa aquí adentro. Esa eres tú, esa eres en realidad. No la que creía haber visto en el fondo desde esa vez en el cine- sonrió sarcásticamente.

La defensa ante un argumento así debe de ser una respuesta contundente, fría y directa.

-No me hables de dolor cuando no sabes lo que en realidad pasa delante de tus ojos. La verdad te persigue Armando. La verdad que te avergüenza.

Tenía que bajar la cabeza y así lo hizo. Eso mismo me dio puerta a muchas cosas, una de ellas era que se sentía avergonzado de algo, claro, era demasiado obvio.

-Pues aquí me tienes ¿Qué tanto quieres saber?

-¿Que necesitas de mi Armando?- mis manos descansaban debajo de la mesa y evitaba que Armando viera el loco jugueteo que se traían entre sí debido a los nervios-  ¿Creíste que jamás me enteraría de Clara? ¿De su loco romance? ¿Por qué estas siendo así conmigo? Es más deja de eso ¿Por qué estás jugando con ella y le haces pensar que la amas?

-No digas eso Jimena, no sabes que es lo que pasa y tu sola estas sacando conclusiones que no son.

-¿Y tus conclusiones son?- crucé los brazos, algo más intenso para la situación.

Armando se sentó y miró alrededor. Se acababa la mentira, se acababa la ilusión y comenzaba la verdad a reinar en el ambiente.

-Si Jimena, Clara y yo somos novios.

Solo Dios sabe como sentí la puñalada en mi estomago, la misma que empezaba a cercenar mi pecho y golpeaba mi cabeza.

-¿Y bien?

-2 años después regresas casi como nada hubiera pasado y podría darte la razón pero no Jimena, el mundo cambió y lo tenía que hacer; si fue de este modo y tenía que ser así pues no lo podía evitar. Tuve que regresar a esos lugares donde poco a poco te entregaba el corazón. Esos lugares que nos hacían ser nosotros mismos, que nos hacían ser unos locos con una esperanza, la del amor. Si tuviera la oportunidad de borrar esos 2 años, si tan solo en mi poder estuviera el desprender esos recuerdos de un Chese Long con una terapeuta que me decía que tenías que salir a como dé lugar sabiendo que mi corazón cada noche lloraba porque sabía de tu existencia pero no te podía tener – Armando se derrumbó, comenzó a llorar y recordé la última vez que lo vi antes de esos dos largos años, y el corazón, en ese instante, se quebró en mi pecho- si tuviera el poder de regresar el tiempo y no vivir esa pesadilla, lo haría, aún perdiendo todo lo que eh ganado, absolutamente todo.- Quería hablar, tenía que hablar pero al parecer la puerta se había abierto y esa, esa era la verdad- Hiciste demasiado como para decirme con tus acciones que el Armando de antes, ése que te valoraba y que no media su intención de amarte, era un tonto; que era un estúpido por no ver la realidad a la que exponía su corazón.

<<Si, entiendo lo de tu papá y sé que lo que me dijiste en el Parque Hundido es la verdad, pero no puedes utilizar de ese modo a una persona y después, sin ninguna intención de dar lo que recibes, olvidarte de todo, olvidarte de que nadie en este mundo, absolutamente nadie te amará como yo lo hice>>

<<Quizás quieres ver las marcas que ah dejado el pasado, quieres que te enseñe si es o no verdad lo que te digo y la muestra es sencilla Jimena, Clara. Clara es el trofeo a mi pesadilla, el logró a mi aventura en ese mar de tempestades y riesgos. Fue un poco de ayuda para un mundo en oscuridad donde yo vivía y donde según la teoría de la razón, tú fuiste la creadora de ese mundo y yo un simple extraño que soñaba con amarte en ese extraño universo>>

Fue como si solo bastara de un empujón para que una enorme roca cayera sobre mí sin misericordia y yo no tuviera la suficiente fuerza como para detenerla o mínimo para cargar con todo eso. Sus razones empezaban a hacer que mi mundo se oscureciera y tuviera la necesidad de desbordar todo mí dolor en aquella mesa de la cafetería del Edén. No podía soportar todo eso pero tampoco podía correr y hacer que la verdad quedara a medias, es más, mis pies no respondían, mis manos estaban quietas, mi espalda se encorvó y sentía el peso de la gravedad, mis ojos apenas y se podían cerrar, mi cuerpo se petrificó totalmente y lo único que aún se escuchaba lento pero con un poco de vida, era mi corazón.

-No quiero defenderme porque en realidad en estos casos no tengo ningún argumento para hacerlo- continuaba Armando que no evitaba las lagrimas- simplemente es la verdad, es lo que querías saber.

Y ahí, después de todo lo que dijo, comencé a llorar y sin asegurar recibir el consuelo de siempre, el abrazo incondicional de la persona que estaba enfrente de mí, haciendo con la verdad, una herida en mi corazón.

-La carta, es todo lo que necesitaba ver. Yo sé que no valía tanto la pena para ti pero podías haber sido un poco más…

-No la rompí, yo no lo hice- fue lo único que en mis fuerzas podía hacer.

-Sea o no verdad así es como terminé, o más bien…- tomó aire, agarró con sus manos las dos partes rotas de la carta y se secó un poco las lagrimas-… como dejaste todo. Un poco de tu estilo para un trato como el mío.

-La verdad es que terminas haciendo lo que jamás soñaste ser Armando- un poco de sal para querer sanar una herida es lo peor que puedes hacer.

-Se me olvida darte las gracias- decía Armando recuperando el aliento- porque por ti, ahora soy el que soy.

-Pero no eres el real, no eres el verdadero ni tantito porque yo si lo conocí- todas y cada una de las palabras fueron débiles, tratando de seducir a la catástrofe para que no terminara haciendo de las suyas- no puedes hacerme entender algo que yo sé bien porque la única persona que en verdad te conoció en el mundo, fui yo. Ahora entiendo bien todo Armando, amar es entregar y que la otra persona, queriéndolo o no, mire y examine tu corazón, al menos eso es lo que aseguras al dejar que la persona que te demuestra lo bello de su corazón, te ame- tomé aire- a eso mismo nos arriesgamos los dos.

-Pero no todos perdimos algo- Armando acuchilló mis ojos con su argumento y después de un momento de silencio en el que nos perdimos los dos en nuestras posiciones, Armando tomó lo que sobraba de la carta y se preparó para partir -sé que no soy la mejor de las personas, pero sé lo que es amar Jimena- guardó la carta en el bolsillo de su saco y terminó- y eso, te lo debo a ti.

Son segundos que quieres que sean eternos y que te den tiempo para asimilar las cosas para poder rescatar todo lo que algún día perdiste. Quizás lo has sentido alguna vez, quizás por alguna razón la vida te quería poner a prueba y quitar lo que siempre habías soñado o anhelado por tanto tiempo. Al menos a mí ya me había pasado y este era el momento para dejar de limitarme, dejar el ego, dejar de ser la extraña y temible Jimena que estaba detrás de unas zapatillas y de un status de renombre y ser lo que en verdad el amor hacía que fuera. Darle el lugar que le pertenece al amor de una vez por todas, darme la oportunidad de luchar por él como fuera y solamente con una pregunta.

-¿La amas?- Armando estaba dándome la espalda y estaba a punto de avanzar para perderse y no volver a verlo más- dijiste que regresarías el tiempo y perderías todo lo que habías ganado solo para no volver a ese hoyo de donde saliste. Está bien sino me quieres contestar, no voy a obligarte porque no voy a forzar una respuesta pero antes de que te vayas quiero que sepas algo Armando- decía con la cabeza fría y el corazón en la mano- los dos años que estuviste lejos de mí y en los que no me atreví a acercarme a ti, te soñaba. Todos y cada uno de los días te soñé. La razón no la sé aunque te seré sincera, algo me faltaba, mi corazón se secaba y mi ánimo estaba en el suelo. Regresé y todo ah empezado a dar vueltas, el reloj volvió a caminar. Algún día cuando te vea en el futuro si es que tengo la oportunidad te lo haré saber. Te haré saber porque en estas tres semanas que hemos vuelto a salir eh vuelto a sonreír. Porque es que eh cambiado, porque ese día en el cine mi razón se enfermó y mi corazón tomó el liderazgo del juego, porque cuando bailamos el sonido del mundo es la base musical para que nuestros corazones, sientan eso que estoy segura, sientes tú.

 Armando estaba llorando, lo sabía por el sonido de su nariz y por la cabeza gacha. Yo seguía mirándolo por detrás y mi corazón estaba sentado, a la expectativa, esperando el inicio del show justo en la primera fila.

-¿Qué soñaste?- me preguntó

-Un bosque.

-¿Que había?

-Estabas tú y…- en ese mismo instante en la cafetería se escuchó el eco de una canción, una canción que recuerdo porque mi corazón, al querer volver todos esos sueños, se tiró a correr: Lost, de Michael Bublé- …y estaba yo.

Armando volteó a verme y descubrí que sus ojos estaban rojos y sus ojos se perdían de un lugar a otro evitando verme directamente.

-Estábamos acostados en el césped de un bosque- dije con tranquilidad. Las lagrimas corrían poco a poco en mis mejillas- buscábamos estrellas fugaces y estábamos por pedir un deseo. Tú hablabas de algo que aún no recuerdo al cien por ciento y yo estaba…tomando tu mano. Lo siento, en realidad no recuerdo todo, pero después de que esperábamos que pasara alguna estrella, justo enfrente de nosotros pudimos ver una que desprendía muchos colores y que atravesaba el cielo. Tú pediste un deseo y yo… pedí el mismo- Armando volteó a verme con pesadez; solo me prestaba atención y miraba mis labios- Después de eso yo…

-¿Cuál fue el deseo?- me preguntó interrumpiendo mi entrada.

No fue fácil hablar, para nada fue fácil decirle las cosas a Armando porque mi corazón se volcaba de un lado para otro y se envolvía en miles de sentimientos encontrados. Después de tomar por 5 veces algo de aire, hablé.

-Era…- el estomago se me empezó a revolver y mis manos empezaban de nuevo a bailar debajo de la mesa- …volver a la primera fila y bailar hasta el final.

No sé si Armando lo hacía voluntariamente o que es lo que pasaba, pero su mirada evitaba a toda costa la mía; y así, cabizbajo, supe que estaba llorando, una escena difícil para mí pero real, verdadera y en cierto grado única. Ese era Armando. Esa persona que ahora estaba frente a mi era el Armando que a cada segundo me entregaba su corazón, un corazón vulnerable, sensible, demasiado cercano a cualquier persona como para conocerlo de manera fácil pero no lo suficiente para amarlo de verdad, no hasta que te das cuenta, como yo ahora, que la única persona que en verdad te entregara todo sin importar un recibo, era él. Un muchacho que no pedía nada a costa de cualquier cosa, un hombre que entregaba lo más valioso sin medir las consecuencias, un amigo que no traicionaría tu corazón porque en verdad sabe lo que es querer a una persona. Una persona, de millones en este mundo…perfecta para mí.

-Y…- le costaba trabajo hablar, mucho pero mucho trabajo-… ¿Qué fue después de eso?

-Lo único que recuerdo que te decía era lo que en ese momento en verdad sentía- mi garganta se tapo y se le hizo un nudo. Mis lagrimas eran la base para lo que estaba a punto de decirle- era que te amaba.

<<Después de eso me besabas- mis palabras resbalaban poco a poco, sin querer apresurarse, sin querer volver a ser rápidas. Las palabras cobran vida cuando las dices de corazón y así lo hice- el cielo se iluminaba debido a que las estrellas nos miraban. Después nos pusimos de pie y me dediqué a escuchar tu corazón y ¿Te digo algo?- en ese instante mi corazón se detuvo como jamás lo había hecho en toda mi vida- fue lo más hermoso que había escuchado hasta ese momento desde el día que nací. >>

<<Aún así después de eso, todo se volvió oscuro. Pudimos ver que en medio del bosque aparecía una bola blanca que desprendía una luz blanca muy fuerte y que poco a poco se hacía más grande>>

<<Yo me acercaba a ti y te pedía que no te fueras a pesar de que quizá esa noche podíamos morir. El miedo nos atrapó pero no fue más fuerte que el fuego que sentía por dentro y que crecía cuando te abrazaba cada vez más fuerte y te pedía que no miraras la luz que desprendía esa bola en el bosque. Tu no lo hacías y podía ver que estabas llorando y…- las últimas notas de mis palabras fueron llenas de la potencia del corazón, el amor-…solo…te escuchaba repetir varias veces “Regresaste, por fin regresaste”>>

<<De repente empezabas a mover tus pies, algo así como si fuera un vals. Yo no entendía lo que hacías hasta que tomabas mi mano y la ajustabas en tu hombro, tu ponías la tuya en mi cintura y a pesar de que el bosque comenzaba a desaparecer, los árboles se hundían por el temblor que estoy segura era debido a la luz blanca que estaba en medio del bosque, y del cielo se empezaban a caer las estrellas, tu me invitabas a bailar>>

<<Como la primera vez ¿Te acuerdas? Me decías. De repente miraba que en tu mano había una piedra de color azul que se empezaba a encender casi como la que estaba en medio del bosque pero la diferencia es que esta misma se abría. Me asusté demasiado y tú también. Al tratar de tirarla no podías y se quedaba pegada en tu mano. No podíamos correr porque tus pies estaban enterrados en el césped y lo único que me pedías con lagrimas en los ojos era “¡Jimena, pase lo que pase no me abandones!”. Lo único que hice fue hacerme para atrás y ver como esa luz comenzaba a poseer toda tu piel. Me dio mucho miedo verte así y de repente…

-Te fuiste- decía Armando seguro de lo que decía.

-No- le respondí con la misma seguridad- Corría de nuevo hacía ti, tomaba tu mano donde estaba esa extraña roca, enlacé mis dedos con los tuyos aunque nos era algo difícil y te decía: Tu deseo se ah cumplido. >>

<<La roca comenzaba a inundar mi piel también y comenzaba la luz a comer todo mi ser pero no me importaba, lo único que quería escuchar hasta el final era tu corazón y sentir el delicado toque de tus labios en los míos>>

<<Te besé, la luz inundó todo hasta que no pudimos ver nuestros rostros y es así como despertaba en mi casa, pensándote de nuevo cada día y preguntándome porque ese extraño sueño, porque esa extraña luz y porque en el sueño te decía todo eso>>

-Si soñabas con eso ¿por qué no regresaste a tiempo?- Armando no podía volver al cien en sí. Su voz se entrecortaba y dejaba espasmos de dolor.

-Por miedo y porque mi razón tapaba lo que mi corazón sentía con el simple hecho de hacerme sentir que te perdería algún día y ese frío que sentía en el pasado, regresaría y no lo podría volver a soportar, me derrumbaría totalmente. Pero Armando, estoy aquí, sujeta al temible juego del amor. Esperando que sus reglas no cambien y el tiempo sea nuestra aliada.

-El tiempo- Armando suspiró y por primera vez me miró a los ojos como si hubiera descubierto algo importante- fue el tiempo.

-¿A que …te refieres?

-Me acabas de hacer recordar algo. Yo tuve el mismo sueño Jimena.

Mis lágrimas comenzaron a disminuir y me sorprendió mucho haber escuchado lo que había dicho Armando. Así que me dediqué a escucharlo y también hice que mi mundo desapareciera para escuchar lo que él tenía que decir.

-Solo que hay muchas cosas diferentes- Armando se limpiaba con una servilleta las lagrimas que escurrían por su mentón- El baile, las palabras y…Tú.

<<En el sueño estaba Clara, no importa las palabras que me decía sino lo que ocurría al final. La luz comenzaba a comer mi piel y ella, al ver que la roca no se desprendía de mi, al verme casi como un monstruo atado al piso, lo único que hizo fue correr y dejarme solo. Atado a lo que sería mi fin.>>

-Pero…- todas las palabras hasta ese momento tenían un peso para los dos- …¿el tiempo?

-La luz y esa roca son el tiempo. Al menos creo que ese sueño tiene algún significado y tiene que ser ese- decía Armando- Al paso del tiempo las palabras pierden fuerza, el presente se vuelve pesado y las cosas cambian, tal como en el sueño. El tiempo puede hacer daño, hacernos ver como realmente somos y estar con la persona que necesitamos a pesar de que este mismo, nos coma la piel.

<<No sé, hasta quizás te podría decir que la luz que estaba en ese bosque que también vi yo, era el tiempo en el que toda la demás gente se mueve, anda, camina de aquí para allá y nuestro tiempo, era esa pequeña roca que sosteníamos en la mano>>

Creo que el significado era exacto y no lo había visto de ese modo. Para iniciar buscábamos una estrella fugaz y un deseo, eso habla de una ilusión, una ilusión que se da cuando recién empezamos una la relación. Después una palabra única en el universo, un “Te amo”, una palabra que abre un horizonte para entrar por completo en el todo de la otra persona. Recuerdo que después de eso escuché su corazón, eso habla de entenderse el uno al otro y escuchar lo que el corazón de cada uno puede decir a pesar de todo. Después el entorno cambiaba, los árboles se movían y todo temblaba debajo de nuestros pies, eso habla de los problemas que tiene que haber en cualquier relación. Un baile, habla de una esperanza que no ah muerto, una esperanza en el pasado que no morirá mientras dos personas aún se amen y la roca que desprendía la luz, el tiempo que vivimos los dos, el tiempo que no podemos detener, pero podemos vivir juntos.

-En el sueño Clara me abandonaba- decía Armando y creo saber lo que quería decir.

-Es algo extraño.

-¿Qué?- me decía Armando haciendo que el ambiente se calmara

-Tener el mismo sueño y…

-Lo sé, tener la solución a todo- me interrumpió tomando aire y relajando los músculos de los brazos.

Nuestras miradas se conectaron un segundo, y descubrí algo que necesitaba saber desde hace tiempo. Después de unos segundos en silencio, no vacile y de nuevo me dirigí a él.

-¿La amas?

-¿Qué quieres saber Jimena? Y ¿Para qué?
Lost de Michael Bublé terminaba y comenzaba una canción que sin duda alguna jamás olvidaré, The Only Exception de Paramore.

-Conozco tu mirada Armando, esa mirada que no te deja mentir. La misma mirada que con sinceridad sabes que es la verdadera y donde no puedes ocultarme nada. Sé cosas que tu tratas de tapar ¿Por qué? Porque me has permitido llegar hasta donde ninguna otra persona ah llegado.

Armando se recargó en la parte trasera de la silla, y soltó un suspiro.

-Espero que alguien repare esto- Saco la carta de su saco y lo dejo de nuevo en medio de la mesa en lo que se preparaba para marchar.

-No, Armando- de inmediato y al saber que él se estaba alistando para dejarme sola, me levanté de mi asiento y fui directamente con él al otro lado de la mesita del café, tomé su mano derecha y levanté su mentón provocando que su mirada se juntara con la mía. Me puse de cuclillas para mirar su rostro y continué- entiende que yo jamás rompí tu carta. Estoy aquí porque de nuevo pude ver tu corazón a través de ella y no pude soportar esa loca idea de estar de nuevo contigo y…

-Está rota…no la puedes reparar- Armando me miró con pocos ánimos y tomo la carta con sus manos.

-Yo se que lo material jamás, pero esto…esto tan maravilloso que me enseñaste y que jamás voy a poder olvidar, si lo puedo hacer. Dame una oportunidad.

-No puedo.

-Mírate Armando, mira tu corazón, estas aquí después de la tormenta y… dime ¿qué te dice mi mirada?

-No puedo Jimena, no puedo- desvió su mirada y las lagrimas trastocaron sus pómulos.

-¡Armando mírame!

-No Jimena, no puedo volver a hacerlo. No puedo…

-¿Por qué no?

-Porque de nuevo pasara lo que eh temido- decía con su voz agriada.

-¿Qué pasará? Dime ¿Qué va a pasar que no podamos convertir en algo bueno para los dos?

-Esto…- me miró a los ojos y lo volví a ver. Después de 2 años enteros llenos de dudas, dolor, sueños perdidos, caminos distintos, risas olvidadas, miradas perdidas y noches sin esperanza, regresó él. Regresó de nuevo Armando, regresó de nuevo la mirada de aquel muchacho que daría todo por mí sin importar nada, regresó el muchacho de ojos cafés y de mirada directa, atrapante, sofocante. Debido a eso sentí que se abría una puerta a un mundo desconocido que antes, cuando salíamos sin importarme su corazón, no había experimentado. Una puerta que me llevaría hacia algún lugar, no se a donde no se con que motivo. No esperé a nada y me dirigí a ese mundo donde vivía él, donde su mirada reflejaba una sola cosa, donde sabía que aún estaba yo y el aún me amaba a pesar del temible enemigo llamado tiempo.

Me dirigí al centro de su corazón.

-No Jimena, a ella no la amo- toco mis mejillas con la lúnula de su dedo índice. Amé su mirada y su rostro cálido, jamás lo había visto así.

Una mariposa se posó sobre mi hombro, Armando la vio y sonrió. Yo, perdiéndome en su acción, hice lo mismo.

Creo, a mi parecer, que ese fue el beso que nos debimos dar desde la primera vez que lo vi. Ese beso que provoca reacciones secundarias como un hormigueo en el estomago que sube hasta tu pecho y encuentra su guarida. Después un tambaleo de pies y un mareo que te obliga a olvidar todo tu entorno y tu seguridad para arriesgar tu vida a una nueva aventura, una aventura en la que no quieres saber el final, una aventura única, una aventura donde tienes que estar sentado en La Primera Fila.


CONTINUARÁ...

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