La Primera Fila, 3ra
Parte.
Capítulo 2
Regresa
4 MESES DESPUÉS.
Me encanta la lluvia.
Creo que de mis meses preferidos en todo el bendito año es
la parte de Septiembre y algo de Octubre.
Los días cuando los bosques, las plazas y las calles se oscurecen con
las nubes grises que pintan el ambiente de muchísimo romanticismo y hasta se
siente un poco de frió, el necesario para pasear por las calles de la ciudad.
Digamos que no soy muy dada a decir cosas románticas o a ser
tan dulce, pero en los últimos 4 meses eh superado muchas cosas; algo así como
que eh cambiado por mi bienestar, el de mi familia y también eh cambiado porque
quiero ser de verdad sincera conmigo y con Armando.
Los muros han caído poco a poco y de manera definitiva, eh
sanado cosas que tenía que sanar y me eh recuperado con satisfacción, no se
pero creo que es por él, creo que mi motor ah sido Armando.
Me la eh pasado día y noche ensayando mi entrada. Si es que
a lo mejor sería bueno llamarle por teléfono (cosa que no me eh atrevido a
hacer y creo que no es lo suficiente formal) o quizás enviarle una carta a su
casa (algo retro pero creo que podría ser lindo y único) o quizás y no darle
más vueltas al asunto e ir directamente a su escuela (que queda exactamente a 5
minutos de la mía por mucho) y hablar con el, solamente verlo.
No tardé mucho en decidir cuál sería la forma más respetable
y única en la cual yo pudiera regresar y verlo, así que opté por sorprenderlo y
escabullirme en la escuela de donde nos conocimos y sentarme en la primera fila
del salón para que cuando llegara él me viera tal como cuando nos conocimos.
Ese día sería hoy.
Aún así no quiero delatarme demasiado porque seamos
sinceros; aunque te estés deshaciendo por el chico, necesites que te mire a los
ojos, que hasta tu corazón palpite como locomotora y tus mejillas se pongan
rojas como carbón encendido, tienes que ser cuidadosa y cuidar que tus rodillas
no se tambaleen al estar con él.
Es por eso que me dedico a arreglar ciertas cosas para que
me pueda ver diferente, aún más que la primera vez. Si, como en la primera fila
de la escuela donde él podía observarme día a día y distraerse con mi cabello.
¿que como lo supe? muy fácil, aparte de que miraba mi cabello con una cara de
hipnotizado, me lo dijo en un poema que me escribió.
Nataly me recomendó que para este día usara el vestido color
zanahoria que tanto le gustaba a Armando y que me viera un poco más coqueta de
lo normal, vaya más linda. Así que estoy lista, creo que mi labial resalta
mucho, que mis zapatillas son demasiado sencillas ya que cuentan con una
pequeña rosa naranja en la punta, que mi vestido esta perfecto y más brillante
que cualquier otro día y que mi cabello (que por cierto ayer tuve que pintarlo
de negro y cortarlo para lucir un nuevo look) esta reluciente y más brillante
que cualquier otro día.
Con los nervios de punta y por lo mismo sin probar nada del
desayuno de mi día, camine en dirección a la puerta de salida no sin antes
darme un retoque en el espejo de la sala. Ahí mismo pensé en tantas cosas que
habían sucedido, que me estaban sucediendo y que quizás podrían suceder ese
día. Mi mente trazaba un plan imaginario de defensa, algo así como: ¿y si lo
niega? ¿Y si ya no ve las cosas como antes o quizás endureció su corazón? O
algo más fuerte como ¿y si sus ojos ya
no son los mismo de antes y cambiaron de dirección? Reí por todas las opciones
que mi mente me ofrecía. De verdad no me imaginaba a Armando siendo de ninguna
de esas formas, el no podría ser así conmigo porque conozco como es y que siempre
escucha su corazón. Si, lo sé, suena demasiado digamos lo...lindo y hasta rosa
pero él es así, siempre lo fue así conmigo.
<<Creo que va a llover, ¡rayos, mi vestido se va a
ensuciar!>> pensé cuando abrí la puerta de la casa. Me abrigué un poco,
tome mi mochila y agarre un paraguas <<tranquila, todo está pasando como
lo imaginaste>> claro, a las 6:30 am no había nada que evaluar hasta que
en realidad comenzará a aumentar mi pulso, mis mejillas se sonrojaran sin que
mi voluntad lo quisiera y mi cabeza empezara a dar vueltas. En realidad esa
sería mi verdadera evaluación.
ESCRIBIR NUEVO MENSAJE:
“Nataly, ya voy
para allá amiga =S ¡has changuitos!
Espero contactarme
en la noche para decirte como me fue.
Te Quiero
Jimena”.
--
>>ARMANDO
-Hola
-¡Hola!- el siguiente paso para ese “hola” desde luego es un
abrazo muy caluroso y más hoy que el día esta endemoniada mente lluvioso. Así
que acepte cualquier abrazo y más uno que viniera de mi novia. Si, se escucha
bien ¿no?, mi novia.
-¿Sabes? Necesitaba un abrazo de estos en calidad de “¡mi
glucosa está bajando!”- decía Shanai y yo desde luego no aguante en reírme.
-Hay calma, tu glucosa jamás baja- yo me entretenía riendo
por sus ocurrencias – más bien está muy arriba y no debes dejar que alguien se
encargue de subirla más con regalos como... - ensayé demasiadas veces el truco
de encontrar un objeto detrás de la oreja de alguien pero creo que no soy bueno
para esas cosas, así que la tutsi-pop que descansaba en mi mano se calló y
torcí la boca- ...una paleta de dulce.
-¡No espera! ¡Ya la chupó el diablo!- me decía la chica.
Recogí la paleta y ella me comenzaba a regañar con gestos dulces- que pretendes
con eso de que mi glucosa está muy arriba ¿eh?
-Clara, no es bueno que comas algo así por lo de tu
diabetes- siempre gano, definitivamente soy una persona que siempre tengo la
razón y ella lo sabía.
-Entonces tendrás que suspender también algo como esto ¿no?-
y allí iba, un pequeño beso- y esto también – otro abrazo más para la colección
de abrazos altos en azúcar. En realidad jugábamos mucho con su problema de
salud aunque al principio no fue gracioso. Desde los 17 años comenzó con la
diabetes y tanto para ella como para su familia había sido algo fuerte y ahora a
los 22 años también lo era para mí aunque creo que a ella le importaba tanto
como la materia de física, osea nada.
Yo sinceramente la cuidaba de todo y me percataba de que en
las cenas su dieta fuera la correcta, pero Clara era aferrada a que siempre
preserváramos el inicio de nuestro noviazgo, una paleta de dulce todas las
mañanas.
-Creo que esos abrazos son más dañinos para mí que para ti –
fui sarcástico y actué un desmayo- ¡mi azúcar!
-No me congvence señog, su actuación es mala, su postura
peog y su cuadro facial...emmm- estaba actuando como una directora de cine
francesa- nosotgos le llamamos joven.
Nos reímos como lo hacíamos todos los días justo en la
entrada de la universidad en un recodo de el pilar más cercano, un poco
escondidos de todo el mundo.
-Bueno, ya es tarde- me decía Shanai con sus ojos verdes
acuosos que se dejaban ver a través de sus lentes- ¿te llegó mi mensaje en la
mañana?
-Si si claro, entonces nos vemos al rato ¿ok?- toque sus
manos que se sentían algo frías debido al clima de nuestro entorno.
-Si amor, te quiero- me guiñó un ojo y se alejó a las
escaleras del edificio principal.
-¡Por cierto Shanai!- era necesario gritar porque ella ya se
había alejado un buen tramo- ¡nos vemos en las quesadillas!- ya no me lograba
escuchar. Yo tenía que gesticular de manera exagerada y hacer mímica haciéndole
entender todo. Ella volteó pero al parecer entendía otra cosa y solo me decía
que si, hacía mímica de comer tacos, también de una inyección de insulina que
se introducía en su brazo y de un corazón en su pecho que latía. Después me mando
muchos besos. Yo solo reía al verla hacer todo su show y aun así no me daba
pena seguirle la corriente.
Después de eso giré rápido para ir a la entrada principal y
esperar a mis amigos de ingeniería. De
entre toda la gente que entraba logré ver un manto color naranja y se me hizo
algo familiar pero no le brinde demasiada importancia así que mejor esperé a
que se apuraran los chicos, ellos tenían la misma suerte que yo, siempre
llegaban tarde.
>>JIMENA
La entrada principal de la escuela de ingeniería siempre está
llena de mucha gente que entra corriendo casi casi como si no hubiera
esperanzas de vida; vaya, como si no fueran a llegar temprano a clases.
Todavía recuerdo cuando cruzaba por esa puerta apenas hace
un tiempo atrás antes de cambiarme a la facultad de medicina, era justo como
ellos. Derrapando en la entrada y esperando que el profesor no se molestara por
mi don tan especial, no me refiero al don de llegar tarde, sino al don de inventar
alguna escusa creativa para que toda la gente del salón, hasta mis amigos de
ingeniería se creyeran el cuento.
Pensé un momento si era buena idea entrar por la puerta
principal o mejor rodear la escuela y buscar la puerta trasera. No esperé más y
rodee la escuela, no era tan tardado dar una vuelta entera, el problema eran
mis zapatillas y la lluvia, toda mujer sabe que hay peligro cuando de ellas se
trata.
A toda velocidad como pude
llegué al pasillo principal de los salones generales, miré el horario de
clases y de inmediato identifiqué en que salón tendría que entrar Armando
“12-02” <<dos pisos arriba y hasta el fondo>> pensé y sin vacilar
corrí cual flash con zapatillas y
vestido.
Al fin llegué y para mi sagrada fortuna en el salón no había
ni una sola alma. Corrí para tomar asiento y sequé las gotas de lluvia que
habían caído sobre mi abrigo, me lo quité y lo colgué en la parte de atrás de
mi silla. Mi corazón había iniciado una velocidad en un kilometraje desconocido. Después de un año 4
meses sin verlo era justo que mi sistema nervioso se viera afectado de tal
forma que no encontrara forma de salir de mí, a excepción de mi palpitación y del
sudor de mis manos.
Lamenté en verdad no haber comprado algo para Armando,
quizás un pequeño detalle o algo que le hiciera recordarme. Así que puse a
prueba mi creatividad, tenía que hacer algo en un segundo, no tardarme y que lo
hiciera sentir bien.
-Veamos. Tenemos una hoja…no, es algo muy común…- espere que
mi mochila fuera una especie de bolsa mágica al estilo Hermione Granger pero
no, creo que ahora le daba razón a Armando, soy demasiada ñoña y solo tengo
miles de libros, plumas y cosas que usan las personas para embotar una mochila
y convertirla en una librería nacional- …plumas…en que estoy pensando, obvio no
– Dios mío era increíble, no había nada y el tiempo corría cada vez más rápido,
los nervios me estaban destrozando y mis manos comenzaban a ser más torpes- ¡vamos!...un
plumón…no, creo que no- bufé. El reloj marcaba ahora 7:02 am <<! Dios mío
alguien viene!>> la puerta del salón se abrió y mi corazón casi entró en
paro cardíaco Mi mirada no se atrevió a ver el marco de la puerta porque no
quería que me viera Armando directamente, claro, al menos si es que era él. La
puerta se abrió y de reojo vi a una chica de estatura baja y desconocida para
mí. Al verme dudó si ese era su salón y revisó su horario de clases, creo que
yo era el motivo de su duda.
-Buenos días- me saludo áspera.
-Hola- Le respondí sin evitar sonreírle por la pena del
momento y saber que ya me había delatado el rubor natural de mis pómulos.
De inmediato y sin prestarle mayor atención a la chica que
se había sentado tres asientos atrás del mío, busqué con frenesí en el bolso de
mi mochila y nada que encontraba algo que me ayudara, casi me había dado por
vencida y casi de la nada y para mi sorpresa, se encendió una idea en mi
cabeza, necesitaba el plumón negro y toda mi imaginación y si, hasta mi mal
talento para el dibujo.
Destapé el plumón, me puse de pie y me dirigí al pizarrón.
Comencé a dibujar, línea a línea, trazo a trazo y a la vez tuve que borrar con
mi mano cuando creía, en mi buen intento por ser una buena artista, que el
dibujo no estaba saliendo del todo como lo había planeado.
7:06 am, creo que ya lo había terminado y solo bastó unas
pequeñas letras debajo del dibujo para firmar mí autentica obra artística, listo. No me importó su la chica ya había
visto mi locura, ya era demasiado tarde para arrepentirse.
-¿Jimena?- se abrió la puerta de nuevo. Tapé el plumón y
levanté mi cabeza para mirar la entrada del salón. Alguien muy conocido me
llamó.
>>ARMANDO
7:06 am. No puede ser. Esperé que este día fuera un horror
después de la pesadilla de anoche pero no tanto, de verdad no tanto ni así de
esa manera tan odiosa.
Después de enterarme por medio de Mario, mi mejor amigo, que
el examen de Transferencia de Masa se iba a mover de día y horario, y que mi extenuante cansancio y
entrega por estudiar de la noche anterior no había valido tanto la pena, me
desmoralicé totalmente. Aún no habíamos llegado al salón y recibir ese tipo de noticias
significaban 2 cosas. La primera era una paz que se injustificaba por el nuevo
horario del examen, es por eso que era inútil relajarse porque estaba seguro
que el examen se movería para mañana y hoy tendría que volver temprano a casa
para inundar mi ser entero en las inútiles paginas de mis libros, y por lo
mismo no ver a Clara en la tarde para ir a comer.
-Pues entonces no hay que llegar al salón- propuse con
desgane- Pérez no va a estar ahí y no planeo quedarme dormido sin hacer nada.
Mario no era tan comunicativo y solo asentó con la cabeza en
lo que me empezaba a contar sus viejas historias de gamers para mi mala suerte,
una y otra vez.
>>JIMENA
Carlos era una buena persona, de esos amigos que te llegas a
encontrar de vez en cuando en la vida y encajan contigo perfectamente. Cuando
entró por la puerta pensé que seria otra
personita pero para mi suerte resultó ser que no.
-¡Pero miren a quien tenemos aquí, a la futura Doctora!- Si,
un buen amigo, pero no para esos momentos. Siempre trataba de ser demasiado
espontaneo y feliz; una sonrisa era evidente en su cara de gato tipo Alicia en
el País de las Maravillas- Que sorpresa verte amiga ¿Cómo estás? – abrazo
desprende viseras y un beso succionador en el cachete- y deja de eso… ¡pero qué
guapa te vez!
Hablamos de muchas cosas. Entre la escuela de medicina,
entre la ingeniería de Carlos, entre los viejos amigos mutuos, entre su
familia, la mía, su novia, mi soltería,
etc, pasaron los minutos y en lo que la conversación transcurría yo me dedicaba
a dar miradas intensas a la puerta en espera de verlo, aún así mi ánimo se
desvanecía poco a poco porque creí que no llegaría y siendo las 8:25 de la
mañana así fue.
-Oye, ¿Ese dibujo qué onda?- me preguntó Carlos
-Emm…si claro…- vacilé perspicazmente- …no sé quien lo haya
dibujado, es algo…raro…- reí entre dientes.
-El dibujo se ve de lo más raro, pero...- su voz se quieto
demasiado- esas palabras son muy lindas-
sacó su móvil de la chamarra y copió lo que estaba en el pizarrón- ¡al
facebook!
-¡No!- el grito fue ahogado
-Hey amiga, pero ¿por qué no? si mi chica escribiera algo
así moriría en sus brazos- Carlos tiró a reírse y yo a tapar mis cachetes, ahí
iba de nuevo el rubor delatador. Carlos mostró su celular y en la pantalla del
móvil se leía “ENVIADO”
-No sé tú pero yo lo voy a borrar- era demasiado, las clases
en si duran 2 horas y solo me sobraba media hora para pretender que Armando
viera el dibujo, y no solo eso, ese dibujo era un peligro en celulares asesinos
y manos adictivas como las de Carlos, me moriría de la vergüenza ver que los de
la siguiente clase entrante vieran algo así. Al menos el alivio que tenía era que ya estaba en el Facebook de mi amigos, si,
gran alivio.
-No seas fresa y déjalo ahí – Carlos me tomó del brazo y me
empujo hacia la puerta de salida – cálmate, ahorita vienen los de limpieza y
tantán, se acabó, al menos deja que ellos lo admiren- ya estábamos afuera del
salón y la risotada de Carlos hizo que mucha gente nos volteara a ver. Después
de salir doblamos a la derecha y nos perdimos en los pasillos. Miré mi reloj y
ya daban 08:28. De los nervios a duras penas lograba caminar correctamente pero
lo que más me preocupaba era mi corazón, lo único que él esperaba es que algún
día eso que había escrito en el pizarrón se volviera realidad.
>>ARMANDO
08: 28 am. No quería caminar pero era necesario ir a
entregar mi trabajo de Ph en frutos y vegetales en el cubículo 15 del edificio
principal junto al salón “12-02” donde se ubican los salones generales. Preferí
no ir con Mario. Definitivamente un poeta como yo con un amigo gamer como él,
somos materia insípida cuando nos unimos.
Doblé rápidamente a la izquierda y después de nuevo a la derecha para entrar al pasillo,
escuché cerca del mismo unas zapatillas correr y unas risas que Dios guarde la hora de reírme así, aún
así la risa me era familiar, creo que era de mi amigo Carlos. No me detuve
tanto en pensar en él y caminé por el pasillo pero justo antes de llegar al
cubículo 15 algo comenzó a picarme en la nariz. Era un olor algo fuerte y hasta
me inquietó algo los nervios, un perfume delicado y a la vez un poco agresivo,
casi como el olor de los claveles frescos en el invierno*. No sé por qué rayos
pero el olor me era algo familiar y muy profundo, lo conocía de algún lugar y
me agradaba, era muy natural casi como si estuvieras en un bosque lleno de
pinos a tu alrededor o como si estuvieras en un campo de pastos verdes y
frescos y la lluvia hubiera caído en ellos. De verdad era muy agradable. Vacile
un poco y me decidí por seguir el rastro de aquel aroma tan delicioso.
Caminé un poco al lado del cubículo 15 justo afuera en el
pasillo y esperé que la gente que pasaba por ahí (que era poca) no se diera
cuenta o se riera de mi estado en coma.
Caminé poco a poco trastabillando los tobillos, levantando y
agachando la cabeza casi como un perrito que se dedica a buscar su comida. De
inmediato supe que el salón “12-02” era el que despedía ese olor tan rico y
húmedo. No dudé más y entré, cerré los ojos y respiré profundamente haciendo
que mis poros se deleitaran, mis pulmones se hincharan y recobraran algo de
dulzura y mi día tuviera un toque de felicidad y hasta porque no, un toque de
paz.
En lo que mantuve los ojos cerrados avanzaba hacía las
sillas de la primera fila y veía en dirección a la pared de atrás tratando de
retratar con mi mente un espacio con un cielo azul, muchas aves, peces, y un
sinfín de frutas de muchos colores. Era demasiado raro experimentar eso, era
casi como una droga.
No pasó más de 2 minutos y me di cuenta que el olor se
alejaba paulatinamente, me relajé un poco más y traté de no hacer movimientos
bruscos para evitar que el olor se alejará debido al impulso del aire. Poco a
poco y casi perdiendo el sentido de la orientación me di la vuelta en dirección
al pizarrón imaginando que el bosque donde me permitía estar el aroma se
oscurecía. Sin más que hacer, poco a poco abrí mis ojos y esperé la única
sorpresa de la luz del día derritiendo mis corneas, pero no lo que pude
observar después.
En el pizarrón estaba dibujada una media luna con plumón negro
(al menos eso era lo que podía describir mi mente porque el dibujo no estaba
del todo bien hecho) La luna estaba por
arriba de una colina en un monte y dos muñecos mal hechos estaban acostados en
el pasto en lo que veían la luna. Había muchas líneas alrededor del astro que
me indicaban que estaba brillando y que casi casi estaba sonriendo. Había
estrellas por cualquier lugar del pizarrón, desde arriba hasta abajo y de marco
a marco. Era un cuadro muy bonito y demasiado acogedor, hasta podría decir que
combinaba con el olor del salón. ¿Acaso un par de enamorados habían estado ahí?
¿Tanta era su locura de amor que se dedicaron a pintar un cuadro sin actitud
artística y presumir su mal don con cualquier persona que entrara al salón?.
Reí al darme cuenta que no conozco mucho sobre esa locura de amar. Con Shanai
las cosas van muy bien y la verdad me trata como nadie, me hace sentir especial
en todos los sentidos y tanto para ella como para con los demás yo eh cambiado.
Ella es una chica con cualidades especiales y diferentes y le eh demostrado mi
crecimiento en el aspecto de que el pasado está quedando en el olvido poco a
poco. Clara Shanai (como es que en realidad se llama aunque le enfada que le
llamen así), es la persona a la que le debo mucho por el apoyo que me ah
brindado, me ah enseñado tantas cosas y a sacar otras tantas que no sirven.
Aún recuerdo el día que nos conocimos y el lugar donde la vi
por primera vez. Era una fiesta común a la que yo no era regular en asistir porque no me
gustan del todo No soy de esos muchachos que asisten a esos lugares por el
hecho de bailar, beber, o solo para charlar, soy reservado. Nataly que es mi
mejor amiga me invitó porque vio que mi estado emocional en esas fechas era
crítico. Yo era todo un esqueleto y por alguna razón que ahora no recuerdo le
dije que si a mi amiga aunque pensándolo bien, el destino planificó algo
diferente y único ese día, el encuentro con mi novia.
Regresando un poco al cuadro que estaba en el pizarrón, creo
que al menos yo no hubiera sido capaz de dibujar algo así. Tengo que confesar
que enamorado aún no lo estoy pero que quiero demasiado a Clara. Ella se ah
convertido ahora en mi escudo y si es que mi mente comienza a divagar entre lo
absurdo de volver a pensar en nombres
indeseables o en lugares que no me conviene remembrar, solo pienso en ella
y sé que es bueno ya que la misma psicóloga en mis terapias lo ah marcado, “Armando volver no es una opción, desaparece
de ahí, desaparece Tú porque Ella no lo va a hacer”
Me acerqué un poco más al pizarrón porque no alcanzaba a ver
al cien todo lo que habían dibujado y hasta me detuve un poco más en unas
letras que estaban escritas justo abajo del dibujo, eran cortas así que quería
ver que tanto se amaban esos dos tortolos:
“Si la luna no lo ah olvidado yo se que tu tampoco, le hablaste a la
luna y ella te escuchó.
Eh vuelto.
Jimena”
¿Jimena? El nombre retumbó en mis oídos ¿Volver?...Mi
corazón se detuvo por completo. El nombre, la Luna…el perfume.
Alguien había regresado, alguien que no tenía que hacerlo.
>>JIMENA
No tenía la intención de regresar al salón y ni tiempo tenía
de hacerlo. Mis clases comenzaban a las 9 y yo aún seguían en la escuela de
ingeniería despidiéndome de Carlos. Aún así tenía que verlo hoy, no era justo
esperar bastante tiempo como para darme por vencida, así que opté por regresar
a las 3 pm y quedarme bajo el árbol de la salida de la escuela y verlo ahí, era
hoy o nunca.
18 de Octubre, 14:50 hrs.
Un poco de labial, un retoque en los parpados y creo que ya
estaba lista.
Corrí bajo la lluvia esperando que ni una gota de lluvia
tocara mi rostro o mi vestido pero era casi inútil, había arreciado y las gotas
salpicaban mis zapatillas y regaban el vestido de gotas de lodo.
<<No importa>> pensé en lo que mi corazón se
aceleraba cada vez más como lo había hecho en todo el día.
El árbol de la escuela era un buen refugio para la lluvia,
así que bajé el paraguas que me cubría y me sobrepuse el abrigo blanco.
Comenzaba a descender la temperatura y el frío hacía que mi nariz se
convirtiera en la amiga y cómplice de Rodolfo
el Reno.
De vez en cuando saludaba de lejos a algunos amigos
conocidos de tiempo atrás.
Mis piernas temblaban mucho, mi corazón me permitía entrar
en calor interno y mi sangre fluía demasiado rápido, <<por favor, ¡sal
ya!>> mis nervios aumentaban como nunca lo habían hecho, es más, hasta
siento que se cortaba mi respiración y tenía que respirar más rápido.
<<Todo está bien, solo salúdalo y hazle una invitación de ir a caminar,
no será nada difícil. Se fuerte y no te desmorones, te verás peor haciendo tu
show enfrente de Armando>>
Hubo un momento en el que muchísima gente salió por montones
de la escuela y se me dificultaba buscarlo, pero en una de esas vi a Mario, uno
de los mejores amigos de Arturo. De inmediato tomé el paraguas que estaba en el
piso y comencé a sacar la cabeza de entre la gente para no perderlo de vista y
también para ver si es que Arturo no estaba con él.
Me metí a empujones en medio de toda la gente. Algunos con
la pero intención del mundo se recargaban sobre mi y en una de esas por poco
caigo debido a que mi tacón se atoró en una hendidura en el piso. La misma
marea de la gente no dejaba que yo pudiera llegar con Mario aunque poco a poco
me daba cuenta que lo estaba alcanzando, pero de Arturo no lograba ver nada.
-¡Mario!- me proponía a correr si era necesario. Aunque mi
mirada estaba fija en Mario, volteaba a cualquier lugar en mí alrededor para
ver si es que Armando aparecía por ahí.
De pronto, de entre toda la gente, pude ver un cabello negro
azabache peinado de manera informal. Si de él me acordaba bien, creo que podría
ser Armando, y para mi suerte fue así. Estaba caminando entre la gente
charlando con Mario y caminando muy deprisa. <<¿Cómo es que no lo vi desde
el principio?>> pensé
-¿Armando?- No lo grité, casi
casi fue solo un susurro. Casi como si mi corazón soltará un suspiro profundo.
Siento que en esos momentos mi
razón estaba preparada para lanzar su ultimo armamento ¿Crees que te aceptará
de nuevo? ¿Crees que la carta habla en serio y es sincera? ¿Crees que él sigue
siendo el mismo de antes?
-¡Armando!- esta vez fue un
grito. No me importaba, no era cuestión
de averiguar, lo único que quería decirle es que estaba aquí como la primera
vez, como siempre lo estuve.
-¡Armando!- Las zapatillas me
importaron un bledo y decidí quitármelas. Si me ensuciaba o no ya no era
prioridad. Corrí más a prisa, la gente que estaba formando el bloque de
personas que salían de la escuela ya estaba disperso y eso me dio un poco más
de espacio para ir con él. Avanzaba más a prisa, el cabello se desarregló
demasiado por el aire que empezaba a hacer. La lluvia no dejaba de caer y
Armando corrió más a prisa, al parecer no se quería mojar y comenzó a correr
demasiado rápido. Yo no me contuve y aceleré aún más que él el paso. 10 Metros,
5 Metros…
-¡Armando!- Mario volteó de
inmediato a verme por encima del hombro. Armando se detuvo en seco sin voltear
a verme. Me detuve justo detrás de Armando – A…Arman…Armando- su nombre en mi
boca se atravesaba aunque mi intención era hablar bien y que el escuchara
perfectamente mi voz.
Armando poco a poco volteo a
verme. Mi corazón no lo aguantó y sin pedirlo ni pensarlo comencé a llorar.
Nuestras miradas se enlazaron casi por intuición, como si
fueran imanes esperando el momento adecuado para atraerse por las leyes
naturales. Las lágrimas que salían de mis ojos brotaban como si no fueran a
contenerse nunca más, es más, sentí que brotaban debido a que mi corazón las
invitaba a salir y no les impedía nada, en pocas palabras, consentía que mis
lágrimas me delataran por completo.
-No- dijo secamente en lo que con su cabeza negaba- no… ¡No!-
casi se hundió en un grito- ¡no puedes! ¡No ahora!
Un dolor comenzó a cercenarse en mi pecho. Arturo caminaba
hacia atrás, se alejaba de mi sin prestar atención a nada más que a mis ojos
que estaban atiborrados de lagrimas y ahí ocurrió, sabía que no estaba
alucinando, Arturo también soltó a llorar aunque se tapaba la cara y los ojos
con las manos evitando que Mario lo viera, pero ya era demasiado tarde.
-Perdóname- quería decírselo fuerte para que me escuchara,
pero tenía un nudo enterrado en la garganta. Mis ojos estallaban en hinchazón y
mi piel blanca se volvió mortalmente transparente- nunca fue mi intención…- y
sin más ni más, sin que terminara de hablar, Arturo se echó a correr.
<<! Que esperas maldita sea! ¡CORRE!>> sentí que
el corazón me llamaba y que también se me salía del cuerpo, vacilé un poco
tratando de asimilar todo lo que estaba pasando. En lo que resbalaban mas
lagrimas Mario me veía como si hubiera visto un fantasma del pasado e
impresionado solo frunció el ceño. Mi cara me delató y miré el camino que
Arturo había tomado para perderse de mí. De pronto y casi instintivamente mis
pies se movieron sin que recibieran mis órdenes, me eché a correr en medio de
la lluvia con los pies descalzos y con el vestido hecho un trapo mojado.
<<Y si regresa a ti ¿Serás como la primera vez con él?
¿Trataras de infiltrar tu dolor en su corazón y lo apuñalarás con tu
despreció?>> decía mi mente al compás de mis pies <<Eres Jimena, no
una enamoradiza más, no eres la mujer que el ah soñado>> No le presté
atención a mi razón. Por primera vez desde hace tiempo tenía que ser seria con
lo que en realidad sentía << ¿En realidad es amor?>> decía mi
mente, yo con seguridad le respondí <<Mírame, estoy corriendo>>
No sé cuantas cuadras tuve que arriesgar mi vida para llegar
a Parque Hundido pero al fin estaba ahí, esperando que Arturo se detuviera y
que me diera tiempo y espacio solo para decirle unas cuantas cosas, de verdad
no quería llegar a mi casa con este dolor en el pecho, no me imaginaba así.
Arturo se detuvo en un camino dentro del mismo Parque para
tomar aire. Solo se limitaba a mirar de un lado a otro y estaba casi de
rodillas, empapado esperando que el cansancio no lo hubiera vencido por
completo. Por mi parte detuve la marcha justo a unos metros de donde se había
detenido y traté de respirar con normalidad pero me era muy difícil, tosí muy
bajo esperando que no me escuchara, no quería que se volviera a ir.
Avancé poco a poco y me detuve justo detrás de él. Tomé un
poco de aire, esperé a que los truenos me dejaran hablar y que la lluvia tomara
parte en la música natural de ese momento. El se levantó después de tomar un
largo respiro y yo aproveché el momento para hablar.
-Perdóname- le dije- Arturo, yo no quería hacerte daño como tú
lo crees.
Arturo relajó sus hombros aunque seguía de espaldas a mí,
sus brazos y manos estaban colgados casi como si fueran abrigos de algún
perchero, estaban sueltos y flácidos. Volteó a verme y noté lo que no había
visto hace tan solo unos instantes afuera de la escuela, me di cuenta que su
cara me estaba diciendo que estaba totalmente indefenso, que no había en ese
momento algún escudo que bloqueara sus sentidos, que si quería decirle algo era
la hora, que él no se marcharía hasta que yo dijera todo lo que dictaba mi
corazón.
-Tengo muchas palabras que tengo que decirte y están aquí –
señale mi pecho- dentro de… mi corazón y- pausa- deben salir, tienes que
saberlas antes que otra cosa suceda- la cara de Arturo no me indicaba nada,
estaba absorto en mi mirada y en verdad esperaba que el pudiera entender que
todo lo que había pasado era por una razón.
>>ARTURO
-Tengo muchas palabras que tengo que decirte y están aquí-
señaló su pecho- dentro de…mi corazón y- se calló por un momento - deben salir,
tienes que saberlas antes que otra cosa suceda.
El Parque Hundido es un lugar que se está ubicado en la
ciudad de México justo al lado de la avenida reforma. Es un lugar que está
lleno de arboles y mucho pasto y que, a comparación con la naturaleza urbana de
la misma ciudad, es un lugar muy humano, muy natural, y muy romántico. Justo en
medio del mismo parque hay un reloj adornado con flores y mucho césped. No es
un reloj común como el que podrías encontrar en una catedral con una posición
de 90 grados y en lo alto del edificio, éste no, este está casi acostado en el
piso con una leve inclinación para que toda la gente que pase por el lugar no
se pierda ya sea de lo hermoso del reloj o de el retraso de su hora, y
exactamente ahí estaba yo, al lado del reloj que siempre marca la hora exacta,
sin fuerzas, cansado, y viéndola a ella regresar al inicio. Entonces antes de
que iniciara a hablar de nuevo, la interrumpí.
-regresaste- mi voz no era la de siempre, tengo una voz
fuerte y dura, está vez era pasiva, tranquila. Esperé que Jimena la pudiera escuchar - ¿Por qué? – agachó su cabeza, miró sus
pies y se acomodó su cabello tras su oreja.
-la carta- señaló- nunca lo supe, nunca me di cuenta que en
realidad Armando estaba escudando mi realidad y haciéndome olvidar el pasado o
quizás yo no quería darme cuenta.
-¿No querías darte cuenta? – hubo una pausa corta en lo que
la lluvia seguía empapándonos.
-¿Quieres saber la verdad? ¿En realidad quieres saber qué es
lo que pasó todo ese tiempo?- ella lo sabía. Después de conocernos durante un
año y medio y después desaparecer de mi vida creo que era de mi dignidad saber
toda la verdad, no pretendía ser demasiado negativo en el instante, quería
saber porque su estrategia y su punto de ataque siempre fui yo.
-Hazlo- acepté su propuesta.
-Hay veces que no quieres regresar al pasado- decía- pero es
necesario hacerlo para saber porque estas en un hoyo del que crees que jamás
vas a salir y así siempre eh sido yo, impenetrable, intocable, siempre
pretendiendo ser feliz como cuando me conociste la primera vez, haciendo que el
mundo de las demás personas mejore y sea más vivo aunque en lo personal y en lo
secreto siendo una persona con un dolor permanente y sin mejora, eso lo creía
hasta que llegaste Tú.
No sé si ella estaba tratando que mi consiente se creyera
todo eso, pero una verdad era intocable e irremediable, tenía que regresar al
inicio y verme en esos días cuando la conocí por primera vez aunque la doctora
en mis terapias del año pasado me lo había prohibido, de hecho la última cita
que tuve con ella fue una resultante de todo.
Recordaba el Chesse Long, respirando profundo, sintiendo una
enorme sonrisa en el rostro debido a que según el diagnostico resultaba
favorable; había ganado la primer fase de la batalla. Recuerdo perfectamente
ese instante, la voz femenina de la
doctora ordenando a voz pasiva <<…No
regreses Armando, por lo que más quieras no vuelvas, si vuelves…ahí la
encontrarás>> dictaba la doctora en su sentencia.
<< ¿Estás seguro?>> mi mente comenzaba a querer
ayudarme y planeaba rescatarme una vez más << Ahí la encontrarás>>la voz de la doctora en mi cabeza y la
voz de mi consiente se fusionaron.
Mis pies se tambalearon, el miedo subió por mi espina dorsal
como un frío veneno y terminó en la mollera, en el último cabello de mi cabeza.
Mi cuerpo emitió un calor combinado con un frio interno demasiado irritante y
supurante. Mi pecho crecía cada vez más y se aceleraba mi pulso. <<
¿Quieres saber la verdad?...>> decía mi consiente y en un susurro que
estoy seguro se escuchó en todo el parque, me ordenó <<…regresa>>
Cerré los dos puños, apreté la mandíbula hasta que me dolió el cuello y por un
instante que pareció eterno…cerré los ojos.
CONTINUARÁ...
:O no inventes, esta genial!!... no puedo esperar para el próximo capítulo!!!
ResponderEliminarMuchas Gracias!
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claro! con gusto! .. una de mis amigas ya también es fan! :)
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